sábado, 10 de junio de 2017

El valor de una esclava

Es habitual pensar que el valor de una sumisa venga determinado por los servicios que presta a su Amo.

Vaya por delante que no soy sumisa, soy esclava.
Ser esclava, para mí, es un sentimiento, es una necesidad interior, es una forma de ser ….. en esa parcela de mi vida, que no en todas. 
No es una decisión, no es un capricho, no es un pensamiento, es algo elaborado en el tiempo, un camino que he ido haciendo y me ha traído hasta aquí.
No es doblegarme a unas prácticas físicas placenteras y ser la parte obediente en ellas.
No tiene que ver con proclamarlo o publicitarlo, ni con pertenecer a ningún sector determinado, no es algo exterior.
No tiene que ver con la convivencia o no convivencia.
Tiene que ver con lo que siento muy adentro de mi.

No es un camino fácil, al contrario, es un camino muy duro, pero que siento la necesidad de hacer y tengo un Amo que está a la altura de esa necesidad.  Es un camino que aún con su dureza, me satisface.  Sino no lo haría, jugaría en contra de mi propio interés y necesidad.  Sería absurdo.

En ese camino de esclavitud, estoy sola, puedo apoyarme escribiendo en un blog al que solo yo tengo acceso, puedo apoyarme en alguna amistad, si fuera necesario buscaría otros apoyos. 
No puedo esperar, aunque lo desee, que mi Amo sea mi terapeuta, porque entonces mi Amo perdería parte de su poder, la relación perdería la distancia necesaria para mantener la relación.
Mi Amo me guía, ni es mi amigo, ni es mi amante, ni es mi pareja ni es mi terapeuta.  Algo se perdería de ser así.

En este camino, mi Amo me ha puesto sus normas, que no las mías.
Sus normas no son duras, son muy duras.  Su trato es amable.

A veces me encuentro con situaciones, donde lo que sucede lo veo injusto, incluso si no miro más allá de los hechos puedo entrar en discrepancia con él (mirando solo los hechos ojo!) y que me obligan a mirar desde lejos, o donde debo dar un paso adelante y en que las condiciones se van endureciendo para mí.   Momentos, días de cabreo, de rabia, de tener la mente incapaz de pensar, de no entender, de necesidad de hablar y donde inevitablemente siempre llego al mismo punto.  Otra puerta abierta, otro paso adelante.  Momentos en que me plantea nuevas normas que endurecen mi camino y en las que puedo y debo decidir si sigo adelante.
La puerta que he pasado se cierra y hay más camino.
Tras esos momentos, necesito un abrazo muy largo que me tengo que dar yo misma.

No son situaciones en que elija esto o esto, pensando solo en lo que prefiero. 
Situaciones donde incluso me planteo donde pongo el límite o me doy un plazo de caducidad para esa situación.
Son situaciones que requieren un cambio en mi y un cambio en profundidad. 
Situaciones en las que en adelante se me exigirá mucho más, cosas que me den asco, cosas que no son mi deseo, cosas que me fuerzan a avanzar.
Situaciones en las que necesito algo y ese algo me es arrebatado.
Situaciones que van llevándome a una mayor esclavitud, que van apuntalando esa distancia necesaria entre ambos.
Situaciones que van exigiéndome cada vez más y más que van esclavizándome más.
Esas cosas necesitan un gran trabajo personal interior que no se hace quizás ni en días, se necesita tiempo para digerir y asumir.
Cosas que pocas personas están dispuestas a asumir.
Y no me refiero solo a asumir más dolor o a asumir situaciones físicas, me refiero a cambios personales, de funcionamiento, entre ambos y que influencian el resto de mi vida.  Estos últimos los más difíciles.

Situaciones además que pueden causarte duda entre "es de verdad lo que conviene para que él sienta su poder, yo mi esclavitud y el bien de nuestra relación?" o solo es "lo que laboral o familiarmente o …. le conviene a él?"

Se dice, y algunos creen, que la sumisa no hace nada, absolutamente nada y que reposa sobre los hombros del Amo todo el trabajo.

Se dice, y algunos creen, que tras los orgasmos femeninos, la cascada hormonal de placer por si misma te apega a esa persona en tanto en cuanto la relación va avanzando y esas cascadas hormonales van sucediéndose en esos contactos.  Y si además le añadimos no perder el contacto diario vía digital o de otro modo, ya lo tienen todo hecho.
Es como creer que detrás de toda mujer hay una sumisa en potencia.  Menuda falacia.

Y yo digo, que no es así.
Esas aseveraciones me parecen infantiles e incluso una falta total y absoluta de respeto y valoración hacia el trabajo interior que la esclava hace.

Cada uno tiene un trabajo a realizar.

Mi Amo suele tener un objetivo futuro en el que va dando pasos y me va llevando sin que me dé cuenta de cabeza a ese objetivo, cambiando esa forma de pensar o hacer mía por aquella otra que él cree necesaria.  Mi Amo suele utilizar la frase "todo tiene un porqué".

De la misma forma yo hago un trabajo, que pasa incluso desapercibido o puede tomarse de forma liviana sin valorar su importancia y que desde luego es vital para la relación.  

Es un trabajo interior, donde me enfrento a mí misma.  En que debo luchar contra la forma en que he sido educada, en que debo plantearme mis creencias u opiniones más arraigadas.   En que debo modificar mi conducta acorde a un nuevo planteamiento del cómo o porque son las cosas.   Donde mis esquemas cambian.

Y en el que dejo atrás mi "yo", para poner delante mi "él".

Ese proceso me obliga a entender porqué hace así las cosas él, me ayuda a entenderle.
También me hace plantear tantas cosas, me hace pasar tantas barreras a nivel personal, de opiniones, creencias, de lo que quería o no quería para mi, que me cambia, me enseña a analizar mejor a las personas y las situaciones, me enseña a hacer caminos, a ser más pragmática, más expeditiva, más rápida ….. me hace avanzar.

Pero percibo, que esos tiempos en los que tengo que hacer esos procesos internos tan duros, ….  al mismo tiempo son los que me esclavizan.
No, no me esclaviza follar, no me esclavizan los azotes, no me esclaviza estar atada, las agujas, las …………………. me esclaviza lo que siento en esos momentos. 
Y cuánto más procesos de cambio hago, más profunda es mi esclavitud hacia él.

Es un trabajo interior de gran magnitud, por lo que siempre digo que hay que tener la mente muy sana y fuerte, y donde hay que ir con cuidado, porque la ignorancia de este proceso, además de ser una falta de respeto y valoración puede romper una mente que no sea lo bastante fuerte.


La esclava no hace nada?  Ponte gafas.