Es habitual pensar que el valor de una sumisa venga
determinado por los servicios que presta a su Amo.
Vaya por delante que no soy sumisa, soy esclava.
Ser esclava, para mí, es un sentimiento, es una necesidad
interior, es una forma de ser ….. en esa parcela de mi vida, que no en todas.
No es una decisión, no es un capricho, no es un
pensamiento, es algo elaborado en el tiempo, un camino que he ido haciendo y me
ha traído hasta aquí.
No es doblegarme a unas prácticas físicas placenteras y
ser la parte obediente en ellas.
No tiene que ver con proclamarlo o publicitarlo, ni con
pertenecer a ningún sector determinado, no es algo exterior.
No tiene que ver con la convivencia o no convivencia.
Tiene que ver con lo que siento muy adentro de mi.
No es un camino fácil, al contrario, es un camino muy duro,
pero que siento la necesidad de hacer y tengo un Amo que está a la altura de
esa necesidad. Es un camino que aún con
su dureza, me satisface. Sino no lo
haría, jugaría en contra de mi propio interés y necesidad. Sería absurdo.
En ese camino de esclavitud, estoy sola, puedo apoyarme escribiendo
en un blog al que solo yo tengo acceso, puedo apoyarme en alguna amistad, si
fuera necesario buscaría otros apoyos.
No puedo esperar, aunque lo desee, que mi Amo sea mi terapeuta,
porque entonces mi Amo perdería parte de su poder, la relación perdería la distancia
necesaria para mantener la relación.
Mi Amo me guía, ni es mi amigo, ni es mi amante, ni es mi
pareja ni es mi terapeuta. Algo se
perdería de ser así.
En este camino, mi Amo me ha puesto sus normas, que no
las mías.
Sus normas no son duras, son muy duras. Su trato es amable.
A veces me encuentro con situaciones, donde lo que sucede
lo veo injusto, incluso si no miro más allá de los hechos puedo entrar en
discrepancia con él (mirando solo los hechos ojo!) y que me obligan a mirar
desde lejos, o donde debo dar un paso adelante y en que las condiciones se van
endureciendo para mí. Momentos, días de
cabreo, de rabia, de tener la mente incapaz de pensar, de no entender, de
necesidad de hablar y donde inevitablemente siempre llego al mismo punto. Otra puerta abierta, otro paso adelante. Momentos en que me plantea nuevas normas que
endurecen mi camino y en las que puedo y debo decidir si sigo adelante.
La puerta que he pasado se cierra y hay más camino.
Tras esos momentos, necesito un abrazo muy largo que me
tengo que dar yo misma.
No son situaciones en que elija esto o esto, pensando
solo en lo que prefiero.
Situaciones donde incluso me planteo donde pongo el
límite o me doy un plazo de caducidad para esa situación.
Son situaciones que requieren un cambio en mi y un cambio
en profundidad.
Situaciones en las que en adelante se me exigirá mucho
más, cosas que me den asco, cosas que no son mi deseo, cosas que me fuerzan a
avanzar.
Situaciones en las que necesito algo y ese algo me es
arrebatado.
Situaciones que van llevándome a una mayor esclavitud,
que van apuntalando esa distancia necesaria entre ambos.
Situaciones que van exigiéndome cada vez más y más que
van esclavizándome más.
Esas cosas necesitan un gran trabajo personal interior
que no se hace quizás ni en días, se necesita tiempo para digerir y asumir.
Cosas que pocas personas están dispuestas a asumir.
Y no me refiero solo a asumir más dolor o a asumir
situaciones físicas, me refiero a cambios personales, de funcionamiento, entre
ambos y que influencian el resto de mi vida.
Estos últimos los más difíciles.
Situaciones además que pueden causarte duda entre
"es de verdad lo que conviene para que él sienta su poder, yo mi
esclavitud y el bien de nuestra relación?" o solo es "lo que laboral
o familiarmente o …. le conviene a él?"
Se dice, y algunos creen, que la sumisa no hace nada,
absolutamente nada y que reposa sobre los hombros del Amo todo el trabajo.
Se dice, y algunos creen, que tras los orgasmos
femeninos, la cascada hormonal de placer por si misma te apega a esa persona en
tanto en cuanto la relación va avanzando y esas cascadas hormonales van sucediéndose
en esos contactos. Y si además le
añadimos no perder el contacto diario vía digital o de otro modo, ya lo tienen
todo hecho.
Es como creer que detrás de toda mujer hay una sumisa en
potencia. Menuda falacia.
Y yo digo, que no es así.
Esas aseveraciones me parecen infantiles e incluso una
falta total y absoluta de respeto y valoración hacia el trabajo interior que la
esclava hace.
Cada uno tiene un trabajo a realizar.
Mi Amo suele tener un objetivo futuro en el que va dando
pasos y me va llevando sin que me dé cuenta de cabeza a ese objetivo, cambiando
esa forma de pensar o hacer mía por aquella otra que él cree necesaria. Mi Amo suele utilizar la frase "todo
tiene un porqué".
De la misma forma yo hago un trabajo, que pasa incluso
desapercibido o puede tomarse de forma liviana sin valorar su importancia y que
desde luego es vital para la relación.
Es un trabajo interior, donde me enfrento a mí
misma. En que debo luchar contra la
forma en que he sido educada, en que debo plantearme mis creencias u opiniones
más arraigadas. En que debo modificar
mi conducta acorde a un nuevo planteamiento del cómo o porque son las cosas. Donde mis esquemas cambian.
Y en el que dejo atrás mi "yo", para poner
delante mi "él".
Ese proceso me obliga a entender porqué hace así las cosas
él, me ayuda a entenderle.
También me hace plantear tantas cosas, me hace pasar
tantas barreras a nivel personal, de opiniones, creencias, de lo que quería o
no quería para mi, que me cambia, me enseña a analizar mejor a las personas y
las situaciones, me enseña a hacer caminos, a ser más pragmática, más
expeditiva, más rápida ….. me hace avanzar.
Pero percibo, que esos tiempos en los que tengo que hacer
esos procesos internos tan duros, …. al
mismo tiempo son los que me esclavizan.
No, no me esclaviza follar, no me esclavizan los azotes,
no me esclaviza estar atada, las agujas, las …………………. me esclaviza lo que
siento en esos momentos.
Y cuánto más procesos de cambio hago, más profunda es mi
esclavitud hacia él.
Es un trabajo interior de gran magnitud, por lo que
siempre digo que hay que tener la mente muy sana y fuerte, y donde hay que ir
con cuidado, porque la ignorancia de este proceso, además de ser una falta de
respeto y valoración puede romper una mente que no sea lo bastante fuerte.
La esclava no hace nada?
Ponte gafas.