miércoles, 22 de marzo de 2017

Shibari: el arte japonés de la atadura erótica

A Kurt Fisher: 1953-2011
A principios de 2009 la compañía de mosaicos de lujo Bisazza contrató para una campaña publicitaria al famoso fotógrafo Nobuyoshi Araki. La promoción fue un éxito, pero una de las imágenes fue rápidamente prohibida en el Reino Unido por la ASA (Advertising Standards Authority), con el argumento de que tenía una fuerte carga de violencia sexual. La fotografía mostraba a la modelo atada y con una expresión extraña en el rostro…
Ya estoy acostumbrado a cualquier tontería en cuestión de censuras, pero me sorprende que la obra de Araki todavía levante controversias. Considerar misógino a uno de los mayores adoradores de la belleza femenina es una muestra de miopía tan increíble que me parece necesario, como fan de Araki y aficionado al BDSM, aclarar algunos puntos sobre el arte del shibari que hubieran evitado el malentendido de la ASA.
Una precisión inicial: la palabra shibari significa literalmente “atadura”, mientras que kinbaku se podría traducir como “atar fuertemente”. En la práctica, ambas palabras se emplean casi indistintamente (con ciertos matices) para referirse al arte japonés de la atadura erótica, a cuya historia, significado y belleza está dedicado este artículo.
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1. Una atadura es un abrazo fuerte
¿Por qué resulta erótico inmovilizar o restringir el movimiento? Para la persona atada, el efecto es en parte físico: la presión de las cuerdas sobre puntos sensibles y zonas erógenas, el roce que puede ser suave o áspero según el tipo de cuerda… En una suspensión entra en juego la ingrávida sensación de volar y perder los referentes; en una atadura sobre tatami o una cama, el sentirse manejada, empujada, acariciada por las cuerdas. Los efectos psicológicos son potentísimos y a veces contradictorios: el chorro de adrenalina al sentirse indefenso y a la merced del atador, frente a la relajación y confianza de saberse en buenas manos y poder librarse de toda responsabilidad y vergüenza (“no puedo resistirme al placer que se me proporciona”). Como sostiene el propio Araki, atar fuertemente es abrazar… Las cuerdas se convierten en una extensión de los dedos del atador.
El establecimiento de una comunicación fluida entre atador y atado convierte una sesión de shibari (sea performance con público, sea juego privado) en un cruce entre baile intenso y pelea de artes marciales… Entra también en juego el aspecto estético: la disposición de las cuerdas realzando y subrayando las formas de la persona atada, la contorsión erótica de los cuerpos, las posturas tanto expuestas como recogidas, tensas o relajadas. La expresión de la cara de la persona atada suele ser clave en las fotografías de shibari: en una cultura como la nipona, famosa por su impenetrabilidad facial, dejar traslucir una emoción profunda crea un instante potente y significativo.
¿Y qué hace el atador cuando tiene a la “víctima” a su merced? ¿La azota? ¿La acaricia? ¿La fotografía? ¿Folla con ella? ¿Deja que vuele? ¿Le venda los ojos para que se aísle del mundo exterior y se cueza en su propia salsa? Pues todo, parte o nada de lo anterior, dependiendo de la relación existente entre ambos (tan ligera como atador/modelo fotográfico o tan profunda como pareja habitual). Cada tipo de interacción tendrá su propia energía artística y vital.
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2. La atadura sagrada
o es casual que el arte de la atadura (erótica o no) se haya desarrollado sobre todo en Japón, ya que el uso creativo de cuerdas y envoltorios ha formado parte de su tradición social y cultural ya desde el periodo Jōmon (literalmente “diseño de cuerda”), que va desde el 14.000 hasta el 400 antes de Cristo y recibe su nombre de los hermosos patrones realizados mediante sogas de yute en piezas de alfarería. Envolver cuidadosamente los obsequios es también un arte con sus propias reglas: es conocida la historia del maestro zen Ejo Takata, que le regaló a Jodorowsky un paquete intrincadamente envuelto. Cuando tras mucho esfuerzo logró desenvolverlo, el escritor chileno vio que estaba vacío: el auténtico regalo era la experiencia estética efímera e irrepetible de deshacer la hermosa y complicada atadura.
Hasta en la religión sintoísta tienen un papel importante las ataduras: las cuerdas llamadas shimenawa marcan los lugares considerados puros o sagrados, como los templos o los árboles donde habitan los espíritus…
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3. La atadura como arte marcial
Pero la mayor fuente histórica del shibari se puede rastrear en el hojōjutsu un arte marcial japonés que enseña a utilizar cuerdas para capturar y atar prisioneros para su arresto, transporte o castigo. Sus orígenes pueden rastrearse hasta el siglo XVI como arma de guerra (era una de las 18 técnicas de lucha en que se instruía a los samurai), y posteriormente como herramienta policial.
La habilidad japonesa para ritualizar y embellecer actividades cotidianas (desde la ceremonia del té hasta la caligrafía o los arreglos florales) entró también en juego con el hojōjutsu: las ataduras del prisionero podían seguir complicados patrones según su clase social, el delito cometido o el castigo que le estaba reservado. Diferentes escuelas enseñaban sus propias técnicas secretas de atadura y empleaban cuerdas de diferente color (dependiendo de la estación del año), grosor o material.

Un punto en común de todas estas técnicas es que no se preocupaban en exceso del bienestar del criminal, presionando con las cuerdas puntos de dolor o dificultando la respiración. De hecho algunas ataduras se utilizaron abundantemente como método de tortura durante el periodo Edo (siglos XVII-XIX). Según documentos de la época, dos de las peores torturas que se podían aplicar legalmente sobre un criminal eran las ataduras llamadas ebizeme (con el criminal contorsionado dolorosamente sobre sí mismo, ver ilustración adjunta) y tsurizeme, consistente en suspender todo el peso del prisionero de sus brazos atados a la espalda. Hay documentados poquísimos casos en que estos métodos de tortura no obtuvieran apresuradas confesiones… Con excepciones, la más llamativa la de una mujer llamada Fukai Kane, detenida en 1871 como sospechosa de asesinato y más tarde puesta en libertad sin cargos… Ante la sospecha de los sorprendidos carceleros de que el suplicio estaba teniendo un efecto diametralmente opuesto al previsto.
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4. De la brutalidad al arte erótico
Independientemente de la curiosa actitud de la señora Kane, es evidente que en esa época tanto el hojōjutsu como la tortura de la cuerda eran actividades brutales, que podían dejar secuelas permanentes en sus víctimas y que no buscaban ningún tipo de connotación sensual. El paso de la brutalidad medieval al refinamiento del arte erótico se dio de forma gradual durante el siglo XIX y llegó a su cumbre gracias a la influencia del pintor Itoh Seiyu, llamado el “padre del kinbaku”.
Nacido en 1882, Itoh recibió profundas influencias del arte del ukiyo-e (los bien conocidos grabados xilográficos sobre madera) y especialmente de los shunga o “dibujos de primavera”, grabados explícitamente sexuales inmensamente populares en la época. Ya tuve oportunidad de hablar en Jot Down del terremoto erótico tentacular que Katsushika Hokusai ocasionó con El sueño de la mujer del pescador … Otros autores de shunga jugaron un papel similar en la erotización de las ataduras y las escenas de violencia (seme-e): desde los asaltos de Kunisada Utagawa o las cortesanas castigadas de Koryusai Isoda hasta la terrible y extrañamente erótica imagen de una embarazada suspendida cabeza abajo en la cabaña de una bruja: La casa solitaria del pantano de Adachi del gran Tsukioka Yoshitoshi. También en el teatro kabuki más popular en la época empezaron a prestársele una especial atención a las escenas de torturas o ataduras (relativamente abundantes en los dramáticos argumentos de las obras), interpretadas con convicción por actores que adoptaban papeles masculinos y femeninos. Al joven Itoh le causaron gran impacto escenas como la representada en la imagen adjunta, de una obra kabuki en que una princesa llamada Chujo es atada bajo una fría tormenta de nieve…

Itoh Seiyu absorbió estas influencias y las combinó con su propia querencia por los juegos eróticos de dominación y sumisión (lo que hoy llamaríamos BDSM), haciendo nacer el arte del shibari. La primera mujer de Seiyu no compartía en absoluto sus preferencias eróticas, y el suyo fue un matrimonio frío. Pero su segunda esposa y modelo, una delicada mujer llamada Kiseko, era sexualmente masoquista y sentía un enorme placer al ser atada (y retratada) por Itoh. Seiyu transformó gradualmente las ataduras del hojōjutsu buscando convertir la brutalidad en placer: las cuerdas que antes presionaban estratégicamente nervios causando un gran dolor pasaron a buscar las zonas erógenas y seguras; empleó nudos y pases de cuerda que no se apretaran con el forcejeo, evitando así el riesgo de cortar la circulación…

Esta preocupación de Itoh (y, como veremos, sus discípulos) por la seguridad de las ataduras será muy importante en escenas fotográficas realmente intensas, como la controvertida imagen de la suspensión cabeza abajo de Kiseko embarazada (en homenaje al ukiyo-e de Yoshitoshi antes comentado) o una sesión de fotografía en la nieve realizada en pleno febrero…
Inevitablemente Itoh acabó teniendo problemas con la censura y al menos en dos ocasiones pasó por comisaría: la primera vez por publicar “material obsceno” y la segunda por unos dibujos ofensivos hacia el Confucianismo. Sin embargo, más adelante su popularidad como artista y enfant terrible le permitió suavizar sus relaciones con las autoridades, hasta el punto de terminar dando clases de hojōjutsu a policías o colaborando en un libro gubernamental sobre la justicia en la época Edo.
Para entender esta libertad sorprendente a ojos occidentales tengamos en cuenta que parte del Japón cultural de los años 20-30 estaba influido por los excesos artísticos de la república de Weimar y tendencias experimentales de vanguardia… Mientras en los EEUU resultaba problemático usar la palabra “embarazada” en la radio, en Japón nacían movimientos artísticos como el Ero Guro Nansensu, dedicado a la corrupción sexual, lo deforme y lo grotesco. Itoh Seiyu no pertenecía a este movimiento (buscaba más el refinamiento clásico que la transgresión rompedora), pero se benefició del ambiente de la época.
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5. El club de las historias extrañas
Cuando por fin logre viajar a Japón (llevo años intentándolo infructuosamente), visitaré sin falta un distrito tokiota llamado Iidabashi… A tres minutos de la estación de tren, un edificio aparentemente anodino alberga sin embargo un museo-librería realmente único: el Fuzoku Shiryoukan o “Museo de lo Anormal”. Fundado en 1984, alberga la mayor muestra mundial de publicaciones relacionadas con el sadomasoquismo: una colección privada de más de 17.000 volúmenes, 2.000 vídeos, centenares de documentos históricos y un increíble portafolio con casi todas las obras originales de Itoh Seiyu.
Una de las joyas de este museo es la colección completa de una legendaria revista llamada Kitan Club (abreviatura de “El club de las historias extrañas”), que nació en Osaka tras la Segunda Guerra Mundial como publicación underground de relatos escandalosos o divertidos. Sin embargo, a partir de mediados de los cincuenta su editor cambió la orientación de la revista especializándola en sadomasoquismo y shibari… La decisión fue tomada sobre todo gracias al éxito de ventas del número de julio de 1952, que contenía una ilustración llamada Diez mujeres atadas de un dibujante aún desconocido llamado Kita Reiko. Esa ilustración se puede considerar fundacional, al abrir un nuevo camino al arte del shibari hacia los medios de comunicación.
Kitan Club alcanzó una enorme fama, y acogió a alguno de los mayores talentos artístico-eróticos de la época… Kita Reiko resultó ser un alias de Minomura Kou, discípulo de Itoh Seiyu y continuador de sus estudios sobre la violencia erótica en el teatro kabuki. El prolífico y recientemente fallecido escritor Dan Oniroku empezó aquí su carrera literaria con la historia Hana to Hebi (“Flor y serpiente”), que sería adaptada al cine en varias ocasiones por la poderosa productora Nikkatsu. También empezó a escribir en Kitan Club en esa época el legendario Nureki Chimuo, reconocido hoy en día como el mayor nawashi (“maestro de cuerda”) vivo…
Mientras tanto, en Occidente, varios ejemplares de Kitan Club caían en manos de un dibujante y fotógrafo llamado John Alexander Scott Coutts, alias John Willie. Fue un auténtico pionero del arte fetichista en occidente (se le llegó a conocer como “el Rembrandt del pulp”), jugando en EEUU un papel similar al de Itoh Seiyu en Japón. Se puede rastrear la influencia del shibari en muchos de sus dibujos para la revista Bizarre (¡qué delicioso su personaje de Sweet Gwendoline!) y en gran parte de las fotos eróticas en que ató a modelos como la conocida pin-up Betty Page. Por supuesto, la influencia fue bidireccional, y en varios ejemplares de Kitan Club pueden encontrarse obras de Willie, Eric Stanton y otros dibujantes y fotógrafos estadounidenses de la época.
Kitan Club abrió camino a muchas otras revistas, libros de fotografía, novelas y películas relacionadas con el sadomasoquismo y el shibari. Algunas de estas publicaciones resultaron copias cutres sin alma ni sentimiento o sufrieron altibajos por culpa de los vaivenes de la censura, pero otras alcanzaron pronto grandes niveles de calidad artística. Fue por ejemplo en la revista SM Sniper donde Nobuyoshi Araki, con el que abríamos este artículo, publicó en 1979 uno de sus mejores portafolios de shibari…
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6. Nawashi: artistas de la cuerda
En la época pre-Internet, estas publicaciones permitieron poner en contacto a modelos, atadores y aficionados, facilitando el intercambio de ideas, información y técnicas. De ese caldo de cultivo han ido surgiendo con el tiempo grandes nawashi (“maestros de la cuerda”), es decir, personas con reconocido talento para la atadura erótica. Para ser considerado un nawashi no hace falta sólo habilidad técnica, sino sobre todo sentido estético y capacidad para establecer una comunicación profunda con la modelo. Cada nawashi tiene su propio estilo: hay quien prefiere las suspensiones y quien favorece el bondage de suelo; hay quien gusta de los patrones ordenados y quien potencia la asimetría y la originalidad…
Uno de los nawashi más influyentes fue Akechi Denki, un genio natural de la cuerda. De carácter suave, amable y dialogante, contribuyó enormemente no sólo al avance de la técnica de la atadura sino también a acercar al público su arte, más allá de los círculos elitistas en que se movió el shibari en sus inicios. Akechi falleció prematuramente en 2005, dejando tras de sí alguno de los mejores libros de fotografías de shibari de la historia (por ejemplo el magnífico Pleasure and a Little pain, con la modelo Kate Asabuki). La autora francesa Agnès Giard le dedica su imprescindible ensayo L’imaginaire erotique au Japon usando estas palabras: “A la memoria de Akechi Denki, que ataba a las mujeres tan dulcemente que ya no querían ser desatadas”.
Y hablando de mujeres: probablemente algún lector se haya preguntado si también hay mujeres maestras de la cuerda… Y evidentemente la respuesta es sí, cada vez más, aunque algunos de los primeros nawashi se mostraran reluctantes a la idea. En la época feudal japonesa, donde hemos visto que tiene uno de sus orígenes históricos el shibari, la cuerda era dominio exclusivo de los hombres (con la única excepción de las kunoichi o “mujeres ninja”). Fue precisamente Akechi Denki uno de los primeros nawashi en enseñar su arte a mujeres como la habilísima Benio Takara, actualmente una reconocida Dómina y maestra de la cuerda.
Y empezaré la última sección de este artículo con otro gran ejemplo de mujer nawashi…
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7. Volar sobre un escenario
Barcelona, 9 de Abril de 2011. Se celebra el acto benéfico Cuerdas por Japón, creado por el artista Alberto No Shibarien favor de las víctimas del reciente tsunami. Mientras suena de fondo la música de los Yoshida Brothers, una mujer llamada Despertant se acerca a un chico joven que le espera en actitud tranquila. La mujer coge un manojo de cuerda de yute. Con un tirón rápido de la mano (similar al gesto de arrancar la anilla a una granada) la despliega elegantemente y comienza a usarla para atar al joven, partiendo de las muñecas cruzadas en la espalda y tensando la cuerda alrededor de brazos y hombros. Un diseño empieza a ser visible: un arnés que inmoviliza progresivamente al joven y le sirve como punto de apoyo hacia una anilla que cuelga del techo. Un par de tirones de las cuerdas hacen volar al hombre, que queda completamente suspendido de la anilla y girando lentamente sobre sí mismo. De repente la mujer saca unas tijeras y el público contiene el aliento: ¿hay alguna emergencia que haga necesario cortar las cuerdas? Sin embargo, la mujer agarra la coleta del joven, y en un gesto tierno cuyos significados se adivinan profundos, la corta.
El shibari es ante todo una comunicación íntima entre dos personas… Pero al ser un arte tan visual y estéticamente potente, es lógico que encuentre uno de sus principales medios de expresión encima de los escenarios, no sólo de clubes especializados sino también de teatros, locales privados o incluso platós de televisión. Recientemente el canal Arte retransmitió una preciosa performance aérea de la bailarina berlinesa Dasniya Sommer (en la foto), que combina de forma hipnótica y preciosista shibari, yoga y danza contemporánea…
Gran parte de los artistas del shibari que deciden subir a un escenario le deben mucho al maestro Osada Eikichi, primer nawashi en llenar locales con sus coreográficas e intensas actuaciones tras su primera y legendaria performance en el estudio de ballet Ars Nova de Tokio, en 1964. Su testigo lo recogió el gran Osada Steve, de origen alemán y único nawashi occidental residente en Japón. Las apariciones públicas de Osada Steve resultan siempre espectaculares, ya que posee un magnetismo particular y un sentido escénico muy desarrollado. Tuve en 2010 la inolvidable oportunidad de asistir a uno de sus talleres, organizado en Barcelona por el Club Social Rosas 5, y de verle en acción…
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8. La belleza del kinbaku
Todo este artículo no ha hecho más que rascar la superficie de un mundo sensual y sorprendente que conjuga niponofilia, erotismo, estética y espectáculo, un arte del que podría estar hablando durante horas… Pero me debo despedir ya y lo haré con una recomendación literaria: quien quiera saber más de la historia y orígenes del shibari debería conseguir el libro The Beauty of kinbaku, de “Master K”: un ensayo precioso y profusamente ilustrado con hermosas fotografías, publicado en una única edición de mil ejemplares que se convertirán pronto en objeto de coleccionista…

http://www.jotdown.es/2011/10/shibari-el-arte-japon…

MASTER K

Master "K" es un educador de América del Norte autor y maestro en el arte y la historia de shibari / kinbaku (erótica bondage japonés)

Master "K" comenzó sus estudios en Japón a principios de 1970 y pasó cerca de treinta años en la investigación y la traducción de los materiales originales sobre las antiguas formas de arte de estos siglos.
Él es el autor de dos libros sobre el tema, siendo el más reciente La belleza de kinbaku publicado en 2008.

En este libro, el maestro presenta "K", por primera vez en Inglés , una grave, atento y profundo de este forma de arte erótico. El uso de documentos históricos raros, se muestra de manera convincente las formas en que shibari / kinbaku evolucionado a partir de una mezcla de actividades culturales japonesas, incluyendo valores de la sociedad, la religión, el teatro Kabuki , el Ukiyo-e grabado en madera las artes marciales japonesas y las prácticas judiciales de la XVIII ª sigl .

Este libro se ha añadido recientemente al rayo Fuuzoku Shiryoukan , en Tokio , en Japón (la biblioteca más grande del mundo dedicado al sadomasoquismo ), a través, del bibliotecario Rutsu Nakahara, "se ha cuidado hasta el agarre de historia de kinbaku y las hermosas fotografías artísticas que se exhiben . "
Master "K" y sus escritos también se alquilan por otros dos críticos japoneses legendarios. Yukimura Haruki (productor y maestro de la cuerda) encuentra su libro reciente "fabulosa ... impresionante trabajo en la investigación y la escritura ... [Master" K "] sabe realmente la gran historia y el desarrollo de kinbaku japonesa. "Y vaya Arisue (autor y maestro de la cuerda en la famosa película Flor y Serpiente ) añade," Maestro "K" es el experto más notable en el extranjero en el ámbito de la kinbaku . Se identificaron la verdadera esencia de la cultura japonesa en su excelente libro ... "
Los escritos, fotografías y composiciones de Maestro "K" están llenos de vida, misterio y drama a descubrir las emociones en el ballet intensa shibari y erótico SM . Se basan en las mejores tradiciones de kinbaku-bi (la belleza tradicional del arte del shibari ).
Master "K" en la actualidad reside en Los Ángeles , donde se entera y lee sus obras

Entrevista a Master K aquí -- http://www.kinkweekly.com/interview/interview-maste…

Video de Master K aquí --https://shibari.es/videos/215-video-the-beauty-of-k…

BDSM: EVOLUCIÓN HISTÓRICA EN ESPAÑA

I. Brevísima cronología

En 1978 se aprueba la Constitución Española: en el mismo año, Luis Vigil publica Antología del Sadomasoquismo.

En los siguientes años surge el primer fanzine sadomaso (Madame Michelle), centrado en las actividades (mercantiles) del mítico Palacio del Sado, que de forma casi exclusiva exploraba la femdon y el transgénero, aunque como “gabinete”. Nace el primer local dedicado al SM en España: La Cueva del Sado, Barcelona, 1983 (esencialmente homo, pero con incursiones en otros campos). Y la primera revista española, Sado Maso (Ediciones SBD, 1985), con J. M. Ponce, que cerrará pronto para reabrir años más tarde (aunque la primera publicación auténticamente Bdsm, y pese a que este concepto no se afianzaría hasta muchos años después, fue un recopilatorio de aportaciones foráneas de fotos y comics, a la que siguen otras, como Cuero´s, Muñeca Sady y Tacones Altos (Ediciones Zinco, 1994, Luis Vigil) y mucho más tarde (1999) la tristemente desparecida “D/s”, la primera revista española del SM estético, así como numerosos fanzines (ej.: Essencia y S.A.D.E ).

Nace también el canal morbo, 1994 y su posterior Lista de Correo Morbo en 1996 (canal distinto del que años más tarde trataría, infructuosamente, de tomar el relevo en la red del irc.hispano), que fue el punto de arranque de una parte importante de la evolución intelectual del bdsm hispanoparlante. En realidad, a partir de 1994 se registra un verdadero aluvión de activismo y también de iniciativas mercantiles: el canal bsdm (1996) en el irc, precursor de los canales sumisas (1997) y mazmorra (1997) y del resto de canales temáticos, Sumissa (revista de J. L. Carranco, 1995),que cierra su edición en papel en 2005, pero continúa hoy en día con su versión digital, y diversos fanzines; las primeras fiestas abiertas aunque todavía con tufillo catequista (Club S. A. D. E., Mephisto y Wawanco), basadas en los ambientes barceloneses de switchs y sumisos sadomaso principalmente, la escuela de Domina Zara, (el auge de los neo-profesionales, muy especialmente en la Barcelona de las décadas del 90 y del 00).

Este periodo se cierra con tres acontecimientos que van a tener una significativa importancia en el devenir del Bdsm español y en la creación de los dos polos del mismo, Madrid y Barcelona: - se abre el primer club permanente de Bdsm que aún funciona: Fetish Café. Su orientación estará muy marcada por una visión profesional, femdon y anti-penetrativa, en su sentido de “sólo BDSM”. (Aunque ya existían experimentos anteriores con ese nombre, coordinados por JM. Ponce, el local y el club se consolidan con Dómina Zara y sandman a partir de julio del 2002) - Antonio y Bea, (MistressB) convocan en Madrid las primeras fiestas multitudinarias (1999), a veces con más de un centenar de personas. Fueron el caldo de cultivo para un tipo de BDSM “díscolo y penetrativo”, que hizo de Madrid su epicentro social e intelectual. Durante 7 años, esas fiestas fueron sin duda un referente español y, porque no decirlo, incluso europeo. El saber hacer, la dedicación y la calidad humana de Antonio y Bea, propiciaron en ese mítico local trashumante (y en sus famosos baños…) un clima de entendimiento, confraternización y discurso tolerante, que lo mismo permitía a un Dom entrar al local de riguroso código, tirando de las correas de sus tres perras, que a otro ( o al mismo) ingresar al local –e incluso realizar una amplia exhibición- con un traje inmaculadamente blanco. La calle Hermanos García Noblejas, se convirtió en icono y el desfile de modelos debió extasiar a más de un vecino a veces hasta en dos ocasiones en un mismo mes. -La primera exposición de Fotografía Fetiche,

En la Frontera (1998, Barcelona), con la obra de quién quizás sea no solo uno de los pioneros, sino el mejor profesional de la Fotografía fetiche en España: Antonio Graell. Algunos de los que fueron a visitarla formarían luego lo más granado del movimiento BDSM español.

En el espacio del 2000 al 2010, se produce el desbordamiento social del BDSM, con un gran número de grupos reducidos en torno a locales de vida muy efímera en las ciudades menores, y tres locales importantes y de visita frecuente para los aficionados: Club Rosas (Kurt, 2002), en Barcelona, Satén (IKARA, 2005) y Luna Negra (Sir Jess, 2007), en Madrid, de los que actualmente solo pervive el primero, y únicamente en horarios limitados de fines de semana, con un nuevo Máster tras el fallecimiento del anterior. También en esos años, aparecen las revistas PERVERSSA (Luis y Angie, 2000 al 2002), Club Cuero (emigrada de LIB, de la que fue separata durante algunos años). Y por primera vez en España, en un local público (Satén, Madrid, 2007) se realiza una exhibición de carros tirados por ponygirls, sin ninguna participación de profesionales.

Nacen diferentes asociaciones, que celebran reuniones, debates y fiestas, generalmente en torno a la escena madrileña y catalana, pero que no sobreviven a la crisis y hoy han desaparecido casi totalmente: Fetterati, Dark Sabbat, Succubus, Almazen, Frost, etc. (aunque parece que el grupo Fetterati ha vuelto a resurgir, afortunadamente) También aparece un foro, que resulta con un talante integrador y democrático en la escena hispana : someteme,

Posteriormente a esa época y hasta nuestros días, se crea un interesante movimiento de tolerancia y equilibrio intelectual, raramente visto en otros lugares, en torno al fanzine Cuadernos BDSM. Sin embargo, ningún grupo o asociación se fortalece: la mayor parte desaparecen y se produce un fuerte aumento de la importancia social del BDSM, que sin embargo no corre parejo con su implantación asociativa.

En los últimos años, nacen experimentos transversales de pequeños grupos con mucha creatividad en torno al BDSM, relacionados con el ambiente noche de Barcelona y a veces con el espacio switch (por ej.: El Nido del Escorpión) Aunque también existen en Madrid (Laboratorio de Fantasmas, Ponce), la capital parece permanecer al margen de esos movimientos en cierto modo vanguardistas, optando por el contrario por las socializaciones al viejo estilo mediante fiestas privadas, alquiler de mazmorras, clubs swingers, etc.

Hay algunos movimientos regionales (Asturias, Euskadi, Andalucia, Canarias, Mallorca) que aún no han logrado su consolidación, pero que amplian un poco el algo desolado panorama asociativo del actual BDSM español, fuera de las sempieternas Madrid y Barcelona (que en todo caso son escasamente representativas del modelo europeo ).

II Evolución del BDSM español En España,

la evolución del BDSM como elemento globalizador sigue un camino paralelo al europeo, pero con notables diferencias en algunos aspectos. En la difusión de sus conceptos en España, tuvieron especial importancia una serie de activistas vinculados a determinados foros de Internet, precursores de la extensión del BDSM en el país. Se pueden citar entre ellos al grupo en torno al canal y la lista de correos morbo, ya mencionado anteriormente, probablemente el primer núcleo asociativo del BDSM hispano, no sólo del español (la lista tenía una muy importante participación en su primera época de activistas hispanoamericanos, especialmente sumisas, algunas de las cuales terminaron trasladándose definitivamente a España), así como los canales del irc-Hispano mazmorra y sumisas, creados desde el canal primigenio #BDSM, a raíz de lo que vino en llamarse “la guerra de los menores”, durante los años 96 y 97. Pronto se generarían dos polos diferenciados, uno basado en locales comerciales sitos en Barcelona, que fomentaban lo que se podría llamar sensibilidad catalana respecto del BDSM, de clara orientación anglosajona e inmerso en un cierto formalismo, con tendencia a rebajar la importancia de la actividad sexual frente a la formal y la protocolaria, y muy cercano al fenómeno de la femdom (profesional o semi-), y otro en Madrid , en torno a las fiestas y encuentros ya mencionados, organizados por una pareja de activistas (Antonio G. y Beatriz C.), de connotaciones más mediterráneas, tolerante por igual con las vanguardias y la periferia del movimiento, y con una marcada atención a lo sexual. Los aspectos diferenciadores respecto a la evolución española del BDSM, podríamos enumerarlos en el siguiente orden:

1. En España, no existían modelos de asociacionismo homosexual-S/M tan adelantados y militantes como sus homólogos europeos. Cuando la Old Guard europea creaba las bases teóricas de su visión del BDSM, los gays españoles (tanto si eran practicantes de S/M como si no) luchaban simplemente por sus derechos mínimos. La Constitución era un futurible, y el Franquismo estaba muy vivo.

2. Como consecuencia de lo anterior, el impulso al concepto moderno del BDSM no nace en España en el seno de la cultura homosexual, sino que surge del movimiento heterosexual con prácticas no convencionales, más concretamente de la cultura del D/S, (Dominación-sumisión),fetichismo, bondage, etc.

En España, al contrario que en muchos otros países, el movimiento BDSM adquiere su fuerza de un grupo D/s pujante y vivo, que no permite que el SM homosexual tome el mando desde el principio, y que marca al BDSM español con una seña de identidad propia: la prevalencia de la Dominación sobre el SM.

3. No se promueve un movimiento asociacionista en España similar al de otros países europeos. La causa, probablemente, radica en que los activistas del BDSM hispano no tenían el ejemplo de las asociaciones gay, así como su camino ya recorrido, algo que compartían Inglaterra, Alemania, USA y Francia. En realidad, hoy en día sigue sin existir una asociación nacional o regional de BDSM en España, siendo solo mencionable la existencia de pequeños grupos regionales, de ámbito casi exclusivamente local, que vagamente languidecen.

4. El movimiento BDSM español se va formando a través de los canales de chats en Internet. Estos van jalonando los hitos de su evolución intelectual, y en ellos participan miles de personas de ambos sexos y roles: bdsm, sumisión_tu_inicio, mazmorra, morbo, sumisas, etc. Es igualmente notable el papel que desempeñan algunos foros, como morbo, en un principio cuna autentica del devenir intelectual del bdsm hispano, y más tarde el foro someteme.com y otras comunidades virtuales cómo Second Life, con la presencia de algunos grupos muy activos en algún momento (Spain D/s, BDSM en Castellano) y lugares virtuales como Domus Aurea.

5. La falta de asociaciones de carácter democrático que integrasen a los activistas más reconocidos de la escena nacional y proporcionasen informaciones solventes y medios de intercomunicación, facilita el crecimiento descontrolado de alternativas sociales en forma de foros personales en Internet, a menudo carentes de un mínimo nivel formativo. Estos foros seguían casi siempre una parecida dinámica: nacimiento-augepersonalismos-agostamiento-caída-desaparición

6. Esta virtualidad en el origen del movimiento español, provoca que desde sus inicios los activistas sean generalmente conocidos por el pseudónimo o nick usado en Internet, sin que la escena española registre activistas con nombre y apellido, al uso de otros países. De este modo, la evolución del pensamiento BDSM español no va ligada a nombres propios, sino a nicks como Pantaleón, Surfer, Daryus, Gato9colas, SirGod, Stavira, IKARA, Bo, ussul, OlgaC, heydy, Miss Lluna, Estel, lamepies, SMSurfer y muchos otros que comenzaron a finales de los 80 y principio de los 90 a participar activamente en la definición de lo que hoy llamamos el BDSM español.

7. La cultura española, como todas las de índole mediterránea, era bastante más permisiva en lo sexual que la anglosajona. Las teorías de Krafft-Ebing sobre la supuesta patología de determinadas prácticas sexuales, entre ellas las incluidas en el BDSM, no contaron en España con el seguimiento que tuvieron en otros países, ni siquiera desde la medicina legal. Y a partir de 1985, con la publicación en USA de estudios científicos que valoraban las prácticas BDSM como simples alternativas sexuales no patológicas, la permisividad se transforma en un cierto reconocimiento social. El desarrollo del BDSM español, diferenciado del resto del mundo occidental, hace que su realidad virtual (entendida como ejercicio de actividades exclusivamente vía Internet) sea muy superior en grado e importancia a la de otros países occidentales, mientras que la repercusión de la comunidad sobre los medios de comunicación, resulta muy inferior al resto; ello explica que no exista una rica y variada vida cultural y social en el seno del BDSM español, al mismo tiempo que justifica la coexistencia de altos grados de actividad y conocimiento por un lado, con la difusión por otro de nebulosas teorías, a menudo forjadas desde la incorrecta traducción de la terminología anglosajona. por parte de personas intelectualmente algo extraviadas.

Un caso paradigmático fue el de cierto foro, ya desaparecido, en el que se mezclaban postulados inasumidos por el BDSM con singulares teorías sobre el cristianismo, así como –más actual– un foro (llamado Club sumisión ) que ahora mismo aún debe sostener en su “doctrinario”, como “pilar fundamental”, nada menos que el concepto sane , a aplicar a las prácticas, traduciéndolo erróneamente del concepto SSC como “100x100 sano en sus aspectos clínicos y físicos” (sic), contra toda práctica y evolución del BDSM mundial.

Puede parecer risible que seres adultos crean seriamente que toda práctica bdsm debe ser 100x100 sana (sic), no en su forma correcta (es decir, con sentido común), sino como si se tratara de una píldora para la tuberculosis; pero es cierto, rigurosamente cierto. Este mismo foro administraba la teoría, extraña en estos ambientes y ampliamente refutada por la moderna medicina, según la cual toda actividad BDSM que no se ejercite exclusivamente como solo juego, encierra un “sustrato patológico” (nuevamente sic). La paranoia de estos pequeños grupos llegaba al extremo de administrar “expulsiones” del “bdsm hispano” a quien no comulgase con tan pintorescas definiciones.

No ha habido grandes debates intelectuales por posturas enfrentadas en el seno del BDSM hispano (por ejemplo, el debate que recorría entre el 2002 y el 2006 la mayor parte del BDSM internacional, ssc versus racsa). Los enfrentamientos en España solían sucederse más bien, como en los dos casos anteriormente citados, entre grupos pequeños de neófitos neo-cristianos, y activistas ya conocidos, que defendían la vigencia del BDSM como “casa común”, también para el sadomasoquismo consensuado. El debate filosófico, al menos hasta la aparición de Cuadernos BDSM, era prácticamente inexistente. Eran objeto de tales pseudo-debates cuestiones tales como la edad mínima apta para la información sobre el BDSM (lo que se vino en llamar la guerra de menores), la confluencia con el mundo vainilla, la infantil disputa (que nunca se vivió en otros países) sobre si el BDSM (en su sentido de políticamente correcto) era únicamente un juego, el increíble y hoy inexplicable debate sobre si el metaconsenso debería estar “perseguido”, etc.

Algunas de estas discrepancias, siguen vigentes en partes marginales y periféricas de la escena española, aunque ya hace años desaparecieran, si es que alguna vez llegaron a existir, de la europea.

La razón para la pervivencia de estos “debates” habría que buscarla, quizás, en la falta de un movimiento asociativo democrático y en la consiguiente proliferación, al faltar aquél, de entornos con baja preparación, escasas posibilidades de participación y estructuras totalitarias. Que por lo general resultaban poco tolerantes con sensibilidades distintas a las del propio grupo etnocentrista que las lideraba o a las de quienes dirigían dicho entorno, generalmente personas de limitada preparación, corta experiencia en el Bdsm y movidas en algunos casos por intereses personales espurios.

III Una visita minimalista al BDSM mundial

El devenir de la escena española no puede contemplarse fuera del contexto mundial: dado que BDSM es una palabra que engloba términos muy dispares, no es fácil dotarla de una historia más allá del comienzo de su uso como acrónimo (1991). Su misma definición, hace problemático enlazarla con un periodo histórico concreto, al margen del que corresponda a cada uno de sus componentes. En ese sentido, todas las partes involucradas en el BDSM tienen su propia y divergente historia. Para analizarlas, habría que remontarse a fechas tan dispares como el siglo VII a. C. en la Grecia clásica, el concepto filosófico de Eros y Pathos, el de Eros y Thanatos, el final del periodo de la dinastía Edo en Japón, los amores cortesanos de la alta Edad Media o los inicios de la llamada disciplina inglesa en las escuelas victorianas.

La protohistoria de estos encuentros podría fijarse (prescindiendo de las reuniones privadas en la Grecia clásica y más intensamente aún en la Roma imperial, donde la flagelación servía en diferentes rituales, o las sectas flagelantes cristianas) en los "Clubs de Hembras flagelantes" de la Inglaterra victoriana, de los que la revista londinense The New Bon Ton Magazine relataba en 1792 que “nunca tenían menos de 12 activistas", y que como colofón al Té de las 5, se repartían los roles de activas y pasivas y, correa en mano o con desnudo trasero, bajo la atenta mirada de la presidenta, buscaban el éxtasis en la flagelación comunitaria.
Una descripción de esas reuniones se encuentra en el conocido libro History of Orgies, publicado con gran éxito editorial en 1956 por B. Partridge (1935 – 1963), descripción que el autor tomaba a su vez del citado magazine: “En cada reunión, seis de ellas se encargan de azotar a las otras seis. …/…. Y, finalmente, las seis pacientes, ocupan sus lugares y las seis flagelantes proceden a la demostración práctica.
La presidenta del club les hace entrega de una vara gruesa y empieza ella misma a infringir el castigo”

Pero la fecha más indicada para referenciar el nacimiento del movimiento social en torno al BDSM y sus prácticas, es la primavera de 1918. Entonces aparece London Life, la primera revista comercial de tendencia fetichista, que comenzó rápidamente a alojar en sus páginas anuncios de contactos, fiestas privadas, etc. Se repartía también en USA, África, India y, naturalmente, en la Europa continental. (Archivos de la Kinsey Institute for Research in Sex, Gender and Reproduction).

Habrá que esperar a 1946, con la aparición de la primera revista de bondage, dominación y fetichismo, la norteamericana "Bizarre" (de cuyo número I se imprimieron 5000 ejemplares para el despegue de los clubs y locales de ambiente BDSM (no confundir con el Bizarre inglés, aparecido en 1996). John Alexander Scott, conocido dibujante que firmaba como John Willie, fue su impulsor, además del creador de la dulce Guendoline.

A partir de 1950, veteranos americanos que regresaban de la II Guerra Mundial comenzaron a fundar clubs de motoristas (la edad del cuero) con claras connotaciones homosexuales y SM. De ese tiempo proviene la estética del cuero, los códigos de vestuario, etc., que luego impregnarían todo el movimiento.
En consecuencia, en 1951 se funda el primer local SM: Shaw's, en New York. También Europa participa del florecimiento de asociaciones y locales BDSM, primero con exclusiva forma gay-SM: Alemania (Berlín, 1964), Inglaterra (Sixty-Nine Club, Londres, 1966), Holanda ( VSSM, 1970), Boys Cuir France (Francia, 1973), MSC Belgium (Bélgica, 1974). Y aparecen las primeras fiestas públicas y multitudinarias, como la que se celebra en Colonia, Alemania, en noviembre de 1969, con la asistencia más de 100 personas.

Las grandes sociedades BDSM comienzan su andadura: Eulenspiegel Society en USA (invierno de 1971), la European Confederation of Motorcycle Clubs (ECMC) en Inglaterra (1975), que nace con espíritu paneuropeo y agrupando a seis organizaciones nacionales; la Society of Janus, fundada en San Francisco, USA, por Cynthia Slater y Larry Olsen (1976), el grupo de mujeres lesbianas pro-BDSM denominado Samois (nombre tomado de la novela Historia de O), fundado en 1978 por Pat Califia, Gayle Rubin, y muchas otras.

Los grupos europeos heterosexuales comienzan a desarrollar actividades propias e independientes y a necesitar, por ello, espacios y clubs propios, aunque aún siguen vinculados a asociaciones pansexuales. El grupo SM Freie S/München reúne semanalmente a partir de 1992 a unas 50 personas en Munich, Alemania. Antes, desde 1986, se forma el luego pujante grupo SM austriaco Libertine Wien. Y en 1987 el Flagellantenclub Forum 88 e.V , que llega a tener en 1995 unos 400 socios . Las fiestas "Les Fleurs du Mal", en el pub "Molotow", de Hamburgo, comienzan a celebrarse con gran éxito de público en 1990.

Se sucederán mensualmente, durante más de 9 años. España se incorpora en 1981(El Palacio del Sado) y 1983 (La Cueva del Sado). En 1983 David Stein acuña durante un congreso homosexual en USA el término SSC (Safe, Sane and Consensual(seguro, sensato y consensuado), que viene a ser para muchos uno de los pilares básicos para el BDSM, pese a que este término nazca 8 años más tarde.

En 1987 se funda el primer grupo estrictamente heterosexual en el seno de la comunidad BDSM, el alemán S/M-Sündikat Hamburg, que luego desarrollará una intensa actividad social, editorial y divulgadora (Schlagworte Ressourcenliste Version 00006a, marzo 2000) que llega hasta nuestros días. Este grupo propiciará la primera Gran Fiesta SM europea, en la galería Abriss de Hamburgo, con más de 700 asistentes. Se forman subgrupos específicos, muy activos, tales como “Mujeres SM”, “Juveniles SM” “Estudiantes-SM”, “Lesb-SM”, etc.
En ese mismo año se calculan en unos 200 los grupos SM existentes en USA, y en unos 180 los europeos (destacando Alemania, con 53 grupos), sin que existan datos fiables de otros continentes. España, en esas mismas fechas, contaría con media docena de grupos muy minoritarios y escasamente consolidados, algo a lo que se trata de dar cumplida explicación en el capítulo sobre la evolución española.

A partir de los años 90, se intensifica el desarrollo de clubs, asociaciones, locales y revistas relacionadas con el género. Así, en abril de 1991, en torno al foro de noticias por Internet denominado alt.sex, se puede verificar que aparecen por primera vez las siglas BDSM. Surge un nuevo concepto, el Rack, que reúne en torno a su definición un elevado número de activistas. Rack es el acrónimo de Risk Aware Consensual Kink, que viene siendo traducido en la comunidad hispanoparlante como riesgo asumido y consensuado para prácticas de sexualidad no convencional: racsa.

En las dos últimas décadas, proliferan las Artes BDSM, que incluyen el cine (con cientos de películas sobre la temática), la literatura y la poesía, el dibujo, las artes escénicas e incluso la música (ver cd Fleurs du Mal).

Por último, a día de hoy, y como era inevitable que ocurriera, los ejecutivos comerciales descubren un nicho de demanda poblado por cientos de millones de usuarios, al que se une una cantidad aún mayor de “posibles clientes”, y nace la Era de las 50 Sombras: el BDSM adquiere carta de naturaleza en los estantes de los hipermercados y boutiques de la moda prét a pórter, ascendiendo a los “cielos” de la parafernalia pansexual mundial.
La posible evolución de tan inesperada circunstancia, merecería ser el centro de otro ensayo.

IKARA Redacción y fuentes recopiladas: IKARA (Isacio S G.)
Actualización en enero 2013.
(Nota: parte de los capítulos II y III se basan en anteriores escritos parciales del autor, ya publicados en Wikipedia y otros medios e incluso traducidos en varias lenguas, pero con redacción y datos totalmente nuevos.
Colaboración: izeia)


Artículo publicado en CUADERNOS DE BDSM - nº 20 Pag. 87

martes, 7 de marzo de 2017

Diferencias entre esclav@s y sumis@s

Por fin!
Por fin encontré lo que yo sentía y no sabía explicar.
El original está aquí ----> http://diamoteamo.com/diferencias-entre-esclavos-y-…

La distinción entre esclavos y sumisos es un asunto bastante subjetivo. Hay que tener en cuenta que la frontera es ambigua y que más importante que diferenciar si estoy con un esclavo o un sumiso es lograr una relación plena y satisfactoria para ambos miembros de la relación. Por ejemplo, algunos Amos no desean un esclavo, sino que prefieren un sumiso porque no desean implicarse en una relación que les exige una gran responsabilidad. Además cada uno tiene su propia opción de vida y algunos sumisos nunca podrían ser esclavos del mismo modo que algunos esclavos nunca serían felices como sumisos. No todos los sumisos se convierten en esclavos pero todos los esclavos han sido antes sumisos.

Esclavos y sumisos se diferencian en cómo

piensan
actúan
sienten
se someten

Los pensamientos de esclavos y sumisos

Esclavos y sumisos crean vínculos diferentes con sus Dominantes. No se trata de pensar que un vínculo sea mejor que otro, ya que cada relación es única y se adapta a las necesidades de cada uno de sus miembros. El vínculo que un esclavo establece con su Amo no le da opción a dejar de ser su esclavo. Si el esclavo piensa que la relación es abusiva ya no estamos hablando de una relación BDSM, y en este caso, el esclavo podría romper la relación. Ahora bien, esclavos y sumisos tienen niveles de tolerancia diferentes cuando califican un comportamiento como abusivo.

Un esclavo piensa en términos de ser propiedad, de ser poseído, en cambio un sumiso piensa en términos de someterse. Esta creencia de propiedad nace del fuerte vínculo mental y emocional que se establece con el Amo.
Respecto a sus opciones de vida, un esclavo tiende a pensar más en términos absolutos que en términos relativos. Esclavos y sumisos tienen márgenes diferentes de maniobra a la hora de satisfacer al Dominante. Por ejemplo, un esclavo espera su castigo cuando no ha cumplido sus obligaciones porque está enfermo. Un sumiso, sin embargo, espera clemencia por parte del Dominante ante la misma situación.
Esclavos y sumisos se diferencian en que los primeros no tienen ningún control sobre la relación, mientras que los segundos conservan cierto control. Hay que señalar que esta falta absoluta de control es lo que garantiza la evolución y el progreso del esclavo, ya que el pensamiento del esclavo es lograr la máxima felicidad del Amo. Por ejemplo, ante la decisión del Amo de traer un tercer miembro a la relación, un sumiso podría exigir ciertos criterios antes de permitirlo. El esclavo aceptará sin reservas cualquier decisión del Amo, independientemente de que esté de acuerdo o no con esa decisión. A la hora de hablar, un sumiso puede utilizar verbos como exigir o permitir. En cambio ese lenguaje es inaceptable en el caso de un esclavo.
Esclavos y sumisos tienen conceptos diferentes del placer. El sumiso tiende a pensar en sí mismo y en su propio goce además del placer del Dominante. Para el esclavo solo existe el placer del Amo. La satisfacción del esclavo reside en alcanzar un equilibrio y una paz interior con la elección que ha tomado. Esta paz incluye la aceptación de sí mismo y un profundo sentimiento de alegría. El orgullo y la arrogancia no son emociones propias de un esclavo. El Amo sin embargo puede sentirse orgulloso de su esclavo.
El comportamiento de los esclavos y sumisos

La base del comportamiento de esclavos y sumisos es diferente aunque, de cara a un tercero, sean idénticos:

Los esclavos trabajan duramente para que sus emociones no interfieran en su comportamiento. Mostrar disgusto o rabia es considerado motivo de castigo para un eslavo. Ellos ejercitan el autodominio para dar en todo momento lo mejor de sí mismos a su Amo. Los sumisos, en cambio, justifican sus rabietas y sus frustraciones porque muchas veces anteponen su propio placer a las necesidades del Dominante.
Un esclavo no solo intentará lograr la excelencia durante la ejecución de cualquiera de sus obligaciones, sino que buscará la manera de aumentar la satisfacción de su Amo anticipándose a sus deseos. En este sentido el esclavo puede gozar de cierta autonomía si el Amo ha depositado en él algunas responsabilidades. El sumiso en cambio solo debe limitarse a aceptar la sumisión de un modo pasivo.
Esclavos y sumisos necesitan diferentes niveles de atención y control. Un sumiso puede necesitar sentir el control permanente del Dominante para integrar su rol. Un esclavo, en cambio, no exigirá al Amo esa presión. Otra cosa es que al Amo le guste ejercer el control, incluso, hasta la extenuación.
Esclavos y sumisos pueden mostrar su personalidad abiertamente. Los esclavos en todo momento muestran un profundo respeto hacia su Amo, e intentan controlar su sarcasmo o su ironía en presencia del Propietario, sobre todo si saben que ese comportamiento no es de su agrado. En este sentido, un esclavo tiende a empatizar con el Amo mucho más de lo que lo haría un sumiso. La frontera entre el respeto y la camaradería puede ser tan sutil como explícita. Esclavos y sumisos no tienen por qué diferenciarse en eso. Algo que siempre digo a mis esclavos es que no pueden tratarme como si fuera un igual. Y en este trato no incluyo las fórmulas de tratamiento en tercera persona porque el respeto puede mostrarse también en el tú a tú. Me gusta la espontaneidad y la naturalidad del esclavo, y limitar su comportamiento natural o juguetón puede limitar también su entusiasmo. Existen Amos, además, que exigen una ausencia total de emociones en el comportamiento de sus esclavos. El sumiso, si limita su rol a determinadas circunstancias, tal vez precise, para adaptarse a ese rol, mostrar un trato más rígido y frío durante la sesión, y abandonarlo después cuando termine el juego. El respeto del esclavo es constante y puede seguir mostrándose sutilmente incluso en compañía de otros, hasta pasar desapercibido para alguien ajeno a la relación. Encuentro muy placentero sujetar al esclavo en público con una cadena que nadie ve.
Los sentimientos de esclavos y sumisos

Esclavos y sumisos tienen expectativas sobre su Dominante muy diferentes. Un esclavo no espera tener sus deseos satisfechos más allá de una necesidades básicas, como puede ser la hospitalidad o el alimento. Cuando el Amo tiene una atención con él, como comprarle un buttplug o un nuevo dispositivo de castidad, esta atención tiene la consideración de regalo. Muchas prerrogativas que un sumiso espera recibir, en la relación con su Dominante, son consideradas lujos por un esclavo. Entre estas necesidades que el esclavo considera regalos puede estar dormir en una cama, permitirle hablar siempre que quiera, usar el wc o comer sobre una mesa.
Un esclavo espera que el Amo le ayude a expandir sus límites. Esto quiere decir que espera el Amo le presente retos que tenga que superar en su relación. Un esclavo contempla de forma natural que le sean requeridas actividades que no le van a producir ningún tipo de goce, porque el objetivo que busca no está en conseguir su placer sino en lograr la satisfacción del Amo. El sumiso, en cambio, puede mostrar resistencias a abandonar su placer, por eso tal vez espere que el Dominante le consulte su opinión ante cualquier nueva actividad. Un esclavo siempre muestra buena disposición ante estos retos, porque ampliar sus límites fortalece su esclavitud y consolida la imagen que tiene de si mismo como esclavo. Esto no quiere decir que el esclavo espere que se le ignore por completo y que no sea tenido en cuenta en absoluto por el Amo cuando éste está haciendo un gran esfuerzo para ampliar sus límites actuales. El Amo siempre tendrá presente las limitaciones expresadas por el esclavo al principio de la relación y cuidará de su propiedad amorosamente a medida que le somete a comportamientos, tal vez inesperados pero no por ello menos responsables y seguros. Siempre digo a mis esclavos que mi placer reside en su displacer.
El sometimiento de esclavos y sumisos

Esclavos y sumisos se someten de forma diferente también, sobre todo en lo que se refiere a la existencia de límites. Aquí tengo que hablar de nuevo de la confianza como oxígeno de la relación. Si hablamos de límites hablamos de confianza y la confianza solo se logra a través de una experiencia larga con esclavos y sumisos.

Un esclavo en propiedad no fijará ningún límite en las actividades de su Amo porque él confía en que su Propietario no va dañarle ni mentalmente ni físicamente sometiéndole. Un esclavo sabe que poner límites de forma explícita puede desnaturalizar la relación. Sin embargo la existencia de límites es necesaria cuando la confianza no se ha desarrollado lo suficiente. Yo como Amo exijo conocer esos límites porque es la única manera que tengo para saber que no estoy abusando de un esclavo que no conozco en profundidad. Pero estos límites son solo temporales en un esclavo. Un sumiso en cambio puede establecer límites infranqueables y límites más permeables. Un esclavo sabe que debe confiar en su Amo porque su esclavitud se basa en esa entrega sin condiciones. El esclavo puede mostrar su disconformidad con una determinada actividad o con el uso de ciertos instrumentos, como un electro o un cánula, pero no prohíbe al Amo hacer uso de ese material. Es obligación del Amo instruir a su esclavo en el sometimiento que espera de él. La paciencia es esencial en cualquier entrenamiento.

Los esclavos y sumisos pueden elegir a sus Amos, y tal vez elijan aquellos Amos que se complementan con sus gustos y aficiones. Del mismo modo un Amo puede elegir al esclavo que necesita para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, pienso que este tipo de elecciones se da más entre sumisos que entre esclavos, porque el sumiso puede establecer límites que no satisfagan al Amo. Hay Amos que solo buscan satisfacer sus deseos, morbos o aficiones. Yo como Dominante sé que mi placer como Amo no reside en satisfacer mis deseos sádicos, por ejemplo, sino que va mucho más lejos, ya que mi placer consiste en lograr que el esclavo alcance su realización como el ser inferior que es.

Protocolos.

Texto escrito y publicado por el Sr. Gabrel, para el Cuaderno nº4 de Cuadernos de BDSM.

No se discute que en el BDSM existe un conjunto de normas razonables y sensatas que determinan cómo deben ser nuestras conductas, comportamientos y relación con otras personas, a su vez saber qué podemos esperar de los demás. Básicamente es lo que podríamos denominar Protocolo. En el Diccionario multilingüe de BDSM de Bartomeu Doménech (Ed. Bellaterra 2004) se define como “conjunto de reglas que hay que observar”.

Además de lo anterior, el Protocolo sirve para desarrollar la fantasía y la imaginación, adornan el vínculo y la relación, explicitando cada uno de los pasos que debes seguir durante un encuentro.

Ambas formas de entender el Protocolo fueron denominadas en un debate celebrado en Rosas5 (Barcelona) como Protocolo Generalizado (que afecta al BDSM como grupo) y otro Protocolo Interno (que afecta al vínculo Amo-sumisa) [1]. No obstante, algunos practicantes del BDSM se rebelan contra dichas normas, hay quien las cuestiona y se muestran no partidarios de ellas, otros matizan en cambio que son defensores de su existencia siempre que no sean muy elaboradas.

Lo chocante de esta observación, que puedes seguir a través de lecturas en foros y debates, es que aunque se escribe mucho sobre la conveniencia o no de Protocolo, pocos se atreven a entrar en el detalle de cuáles son los contenidos de dicho Protocolo, en qué conceptos se sustenta, de dónde proviene o cómo articularlo [2].

Una razón de esta carencia es intrínseca al BDSM, consecuencia de su variedad y su pluralidad de prácticas, de modo que por ejemplo, aquellas reglas a seguir que pudieran considerarse muy convenientes para la práctica del Bondage son irrelevantes o quedan sin efecto para otras prácticas más próximas al sadomasoquismo.

La otra razón es dialéctica: ¿Qué incluye el protocolo? Hay quienes consideran que deben quedar fuera de ser consideradas Protocolo BDSM aquellas reglas o normas objetivas y explícitas que se concretan en torno a un evento, organización o local (denominándolas, tal cual, reglas o normas), y también deben quedar fuera las que se basan en el respeto y el buen comportamiento de las personas (por cuanto se presuponen para quiénes quieren relacionarse e integrarse en el seno de una Comunidad); incluyendo por tanto sólo aquellas que sí tipifican y adornan propiamente la escena y el comportamiento en rol del Dominante y de la sumisa.

Otros en cambio, entre los que me incluyo, consideramos que el Protocolo está constituido por la existencia del conjunto de normas, valores, símbolos y formas de relación entre personas, aunque muchas no escritas, y que son las que confieren un carácter singular y específico que permiten apelar a los términos Subcultura BDSM y Estilo de Vida BDSM.

Como soy consciente que el debate sobre el Protocolo continuará después de éste Artículo, y quizá más por un sentido de previsión para cuando las cosas suceden demasiado tarde, prefiero hacer referencia al todo y no quedarme solo en una parte.

Debemos tener claro que no existe un único Protocolo. El propósito de éste artículo es mostrar dónde y cómo actúa el Protocolo y cuáles son las claves para que cualquier practicante (inicial o con experiencia) sepa desenvolverse con su mejor conocimiento y capacidad relacional dentro del BDSM.

Algunos errores frecuentes respecto del Protocolo

El Protocolo existe porque existen las relaciones entre practicantes del BDSM. Es necesario para la buena armonía y convivencia de quienes se relacionan.

Creo que debemos tener en cuenta, ante todo, a quién afecta el Protocolo. Un error muy común es pensar que el Protocolo solo se aplica cuando se trata de actividades organizadas que congregan a un amplio número de practicantes del BDSM. Unas pautas de comportamiento en una relación Amo – sumisa ya forman en su conjunto un Protocolo. Incorporar a una tercera persona a ese vínculo o relación implica necesariamente explicar cómo se manifiestan los roles en dicho vínculo. Es verdad que, donde se hace público y manifiesto el Protocolo es en las Organizaciones, locales con espacios acondicionados para BDSM y aquellos eventos puntuales para el encuentro y desarrollo de algunas prácticas. Cada uno de estos casos puede tener especificidades aunque la mayor parte de sus normas son comunes.

Otro error muy frecuente es pensar que el Protocolo solo se refiere a cómo debe comportarse una sumisa o esclava frente a su Amo, y por indicación de éste a otros Dominantes y sumisas. Se olvidan que el Protocolo también debe ser seguido y respetado por los Dominantes (la falsa idea del Amo “dios”) en relación a su sumisa y esclava, en la relación con otros Dominantes y para con otras sumisas.

Una generalización que también da lugar a errores frecuentes, es pensar que el Protocolo solamente se extiende a aspectos como el código de vestuario, un argot específico, uso de instalaciones o aplicar las normas sólo en el momento del desarrollo de una sesión o juego BDSM.

Para terminar con la descripción de situaciones que considero erróneas, otra que se da con suma frecuencia es la que considera que el Protocolo se aplica sólo con quien ha dado muestras suficientes de merecerlo. Como forma de comunicación, el Protocolo revela mucha información: apariencia externa, estética, saber estar, carácter del rol y experiencia.

Los cuasi Dogmas del BDSM

El Protocolo existe porque el BDSM incide, afecta y altera al estado físico y emocional de quienes lo practican. En cualquiera de sus variantes, el BDSM desarrolla relaciones asimétricas: Una persona inmoviliza - otra queda inmovilizada; una persona ejerce autoridad y poder - otra obedece; una persona infringe dolor y humillación - otra lo experimenta.

En un nivel superior, inviolable por describirlo de algún modo y que pudiéramos considerarlas como dogmas están un conjunto de valores que giran sobre los conceptos “Seguro, Sensato y Consensuado” (acrónimo SSC); y “Riesgo Asumido y Consensuado para la práctica Sexual Alternativa” (acrónimo RACSA o RACK). Esta terminología conceptual, tantas veces citada y redefinida en cualquier espacio virtual o físico de BDSM, trata de garantizar que entre los participantes quedan consensuadas las prácticas, las formas de comunicación y mecanismos de seguridad, los límites y alcance de dichas prácticas; y que el proceso de recuperación o cuidado que se requiere y que cualquier alteración negativa física y emocional quedará adecuadamente restablecida [3].

Otro conjunto de valores están destinados a identificar las actitudes y aptitudes que deben identificar los roles superior e inferior en estas relaciones asimétricas.

Básicamente es responder a dos preguntas: ¿Qué se espera de un Dominante?, ¿Qué se espera de un sumiso? Aquí el Protocolo es más díscolo y difícil de precisar, porque cada Comunidad BDSM acentúa unas cualidades o unos rasgos en detrimento de otros, buscando una mayor adaptabilidad para el conjunto de personas que congrega (por ejemplo, las sociedades hispanas han enfatizado mucho en aquellos valores que identifican claramente al BDSM fuera de toda sospecha relacionada con el predominio del hombre sobre la mujer y situaciones de abuso sexual). Pero todas las Comunidades tienen en común que describen las características del comportamiento esperadas en ambos roles y el alcance de las respectivas responsabilidades y obligaciones de todos los practicantes según sea su rol. Están muy difundidas las 10 reglas para los Dominantes y las 10 reglas para la sumisa [4]: Paciente, humilde, mente abierta, comunicativo, honesto, sensible, dominante/sumiso, realista, cuerpo sano, y diviértase.

Las cualidades del Protocolo El BDSM no ha desarrollado su propio Protocolo sobre la base de un precedente ideológico o una corriente filosófica, ni siquiera una fantasía, (aunque el goreano tiene especificidades propias del mundo fantástico que recrea) [5].

Podemos afirmar que, por una parte, el Protocolo del BDSM es el resultado de incorporar elementos específicos de su tradición, como pueden ser por ejemplo, el uso de un lenguaje – argot BDSM; las formas de tratamiento que marcan la distancia entre roles; determinadas formas y variantes de vestimenta y desnudez corporal; el uso de símbolos y adornos para el cuerpo; la adopción de determinadas posiciones corporales; algunas consideraciones relacionadas con la seguridad en la práctica BDSM, y todas aquellas otras variantes que hacen del Estilo de Vida una práctica relacional y sexual alternativa que transgreden a las tradicionales y convencionalmente establecidas en nuestras sociedades. Y por otra parte, añadido a lo anterior, incorpora para sí valores universales como son el respeto a las personas, el sentido común, las buenas prácticas, y mantener las buenas formas.

La cualidad más importante de un Protocolo es su utilidad práctica, y en el BDSM la cumple. Existe porque es útil para cada situación. Por tanto su existencia y la consideración de ser tenida en cuenta no actúan de forma coercitiva ni merma creatividad a quienes la cumplen. Más bien al contrario, enfatiza y genera más atención para que el respeto, las buenas prácticas o las buenas maneras se lleven a la práctica con exquisito cuidado.

En los vínculos Amo – sumisa, este sentido de la utilidad hace que el Protocolo actúe como un instrumento poderoso del aprendizaje a través del condicionamiento operante o instrumental, es decir, a través del reforzamiento y del castigo tan ampliamente utilizados en el BDSM [6].

Por ejemplo, recientemente leí las instrucciones que un Ama daba a su sumiso para preparar la mesa para ella y sus invitados y la forma de servirla: absolutamente nada de aquellas instrucciones tenía alguna particularidad específica para el BDSM, todo lo contrario, era el resumen de cualquier manual de vestir y servir una mesa de comensales. Pero su sumiso debe cumplirlo con sumo cuidado sabiendo que su Ama estará muy atenta de que sigue las instrucciones, o sufrirá las consecuencias de su castigo, en definitiva, el sumiso pondrá en práctica un Protocolo que le obliga a manifestar su conducta de sometido a la voluntad de su Ama.

Para el BDSM en general el Protocolo sirve para fijar las pautas generales de conducta de sus practicantes, la consideración de la admisión o no en el seno de la Comunidad a nuevas personas y sus posibles prácticas.

Para el Dominante, el Protocolo sirve para fijar los objetivos a corto plazo en relación a su vínculo con su sumisa, es decir, dentro de los límites consensuados, qué cosas practicar y cómo espera que las practique para que le reporten el beneficio y placer esperados de la entrega sumisa.

Para la sumisa, el Protocolo es el camino a seguir para llevar a cabo la conducta esperada por su Dominante, con el fin de proporcionarle el bienestar y placer debidos y como fuente para la obtención de su propio placer. El Protocolo ayuda para penetrar en el adecuado ambiente de sumisión, centrándose en las tareas que debe cumplir, dejando a un lado aquellos otros factores que pudieran condicionar el desempeño eficaz de dichas tareas.

La diversidad en el Protocolo

En la primera parte hemos ido desgranando las ideas precedentes, los errores de apreciación que frecuentemente se cometen, y finalmente sus cualidades, hemos estado dando pistas del alcance real de los Protocolos o conjunto de reglas y normas escritas y no escritas del comportamiento en el BDSM. Ahora es el momento de ir fijándolas en más detalle.

El Lenguaje de los Símbolos

Una serie de símbolos visibles sustentan la mejor tradición del BDSM en el Protocolo, de las que destaco:

-El triskel como emblema del BDSM (Emblema Project) y la bandera (Leather PrideFlag) que localizamos en muchos espacios para identificar que congregan a la Comunidad BDSM. En un reciente viaje a Bruselas, donde banderas de todo país y signo asoman de los edificios del centro de la ciudad, me detuve a contemplar las decenas de Leather Pride Flag que ondeaban en sus calles.

-El negro, color universalmente usado como forma de vestir que identifica a la Comunidad y comúnmente aceptado como requisito de participación y relación con otros.

-El Cuero, y posteriormente el látex como tejidos preferentes y con un alto componente fetichista junto con sus complementos de botas y zapatos de tacón alto, cinturones anchos y cadenas.

-El Collar, símbolo universalmente utilizado para describir un vínculo de Dominación – sumisión, la señal inequívoca de pertenencia a un Dominante, en sus variantes de collar de entrenamiento y disciplina o collar de paseo.

-El anillo, alegoría del anillo descrito en Historia de O, otra variante de señal de pertenencia.

-Las listas de prácticas BDSM, playlist, como primer paso - norma para proceder a la comunicación y establecimiento de las afinidades, prácticas posibles y límites dentro del BDSM entre dos practicantes de diferente rol.

-El contrato, temporal o indefinido, manifestación escrita de los propósitos y el alcance del poder de un Amo sobre su sumisa.

-Las ceremonias y rituales, las más difundidas las de Iniciación, de las Rosas (o consagración de un vínculo) y la del Té (inspirada en el mundo Geisha). A estas hay que añadirles aquellas otras que cada Organización o grupo de amigos BDSM deciden llevar a la práctica (por ejemplo, bajo el nombre de rituales, los peruanos de Love Chains han incorporado una amplia variedad) [7].

-Los pañuelos de colores, complemento utilizado en ambientes homosexuales como forma predominante de identificarse en una tendencia dominante o sumisa y en qué grado de implicación o compromiso de relación mantiene su vínculo. Su origen comenzó en la costa oeste de Estados Unidos y enseguida recorrió todo el país y el sur de Canadá.

El Protocolo para el vínculo Amo – sumisa, la humillación y servidumbre.

En este caso nos referimos a las pautas (algunas veces más que pautas son reglas inviolables) a seguir y normas de conducta que afectan de forma exclusiva a una relación Amo – sumisa. Estas, por lo general, son las instrucciones precisas que el Amo consensua con su sumisa que afectan:

-Al conocimiento mutuo, los límites y limitaciones a partir del trabajo sobre una lista de prácticas.

-Desde el nombre de la sumisa hasta la forma de tratamiento y uso del Usted; Amo; Señor; Dueño; etc.

-Habla, mirada y posiciones corporales [8].

-Uso del tiempo, de los espacios y del mobiliario.

-Formas de servidumbre, incluida la sexual.

-Celebración de Rituales y ceremonias.

-Vestuario y desnudez.

-Relaciones de la sumisa con otras personas del BDSM.

-Publicidad o no de la existencia del vínculo y -Grado de concreción o vinculación de la relación, temporal o indefinida, parcial o con tendencia a una Cesión Completa de Poder (Total Power Exchange) [9].

En el proceso de aprendizaje de la sumisión, la humillación y la servidumbre se requiere por parte del Amo una serie de pautas e instrucciones (tantas como sea posible según sus objetivos, y cuanto más descritas mejor) que ayuden a la sumisa para cumplir su misión. Cuando el Amo planifica escenas de humillación se basa en las fantasías propias y las de su sumisa, desempeñará su rol y actuará con autoridad y creatividad, y exige de la sumisa estricta obediencia, cumplimiento y sometimiento. Es aquí donde el Protocolo demuestra sus beneficios. A través de la humillación la sumisa se somete a la voluntad de su Amo. La obliga a darse cuenta de cuán profundamente es esta decisión y que obedecer no siempre resultará grato y fácil. Afectará psicológicamente a la sumisa en aspectos positivos en unas ocasiones, y quizá en la mayoría de un modo negativo, de ahí la importancia que el Amo conozca muy bien a su sumisa y emplee con suma precaución la humillación. El Amo es siempre responsable del cuidado somático de la sumisa, de su crecimiento en la relación y en el desarrollo de la sumisa. La humillación está asociada a estas prácticas: Adoración, animalismo, aspecto físico, ceremonias, castigos, comunicación Amo-sumisa, control de decisiones, dolor, exhibicionismo, forma de hablar y mirar, forma de vestir, mortificación, objeto, posiciones corporales, rituales, rol de edad, rol de género, servidumbre funcional, servidumbre sexual (homo, hetero y bisexuales) y súplica.

Adicionalmente y de forma pormenorizada, el Amo que planifica a través de un detallado Protocolo las escenas de humillación puede beneficiarse en:

-Facilitar a la sumisa que asuma su rol, entrar en la sumisión y sentirse realmente sometida.

-Potenciar la humildad en la conducta de la sumisa, aceptando que la humillación es un poder que ejerce su Amo para que ella obedezca y le satisfaga. La dimensión y alcance de este comportamiento humilde queda restringida al universo de su Amo y sólo en este espacio es donde deberá manifestarla.

-Modificación de la conducta de la sumisa. La humillación es empleada para romper con las pautas y convencionalismos de cada uno [10].

El Protocolo en Internet

Durante los primeros años del Internet, el Protocolo o normas de comportamiento sirvieron para reconocer quién era practicante – interesado en el BDSM y quién un desafortunado curioso.

En los últimos cinco años y la incorporación de miles de nuevos usuarios, esa capacidad de reconocimiento no es posible (algunos sarcásticos dicen que es cuestión de repetir cuatro sencillas reglas). A la vez que se han generalizado y proliferado los espacios virtuales donde supuestamente se agrupan los practicantes de BDSM (donde cada vez que se habla es más de todo lo insustancial que de BDSM). De modo que, pese a existir normas de acceso y comportamiento, los administradores -moderadores de estos espacios parecen más vigilantes -policías persiguiendo a los que incumplen dichas normas, sobre todo si son las más esenciales. Con lo que el Protocolo tiende a diluirse y en muchos casos a desaparecer para quedar relegado a los contactos privados.

Hasta el momento, el Protocolo de los espacios de BDSM en Internet contempla habitualmente:

-El respeto al otro como forma esencial de comunicación.

Una norma básica que persiste aunque desgraciadamente también se transgrede. [11]

-Formas de identificar los apodos o nicks de los participantes, según sean sus roles [12].

-Formas de habla, conversación y de tratamiento entre los participantes, según sean sus roles.

-Formas de organizar las actividades dentro y fuera del espacio virtual (las comúnmente denominadas Kedadas),

así como de los debates y tratamiento del conocimiento y la información acerca del BDSM.

-Formas de resolver los conflictos que puedan producirse entre participantes. Últimamente tengo la impresión que también se ha perdido en sustitución del webmaster-juez y parte.

-Formas de contribuir al sostenimiento económico e informático del espacio virtual.

El Protocolo en Organizaciones y Locales de BDSM

Antes mencionamos que en estos se hace necesaria la necesidad de publicar reglas básicas y Protocolo.

Hay referencias en el artículo de Cuadernos BDSM nº 3, titulado “BDSM Social” [13]. Estas normas que

tienen en común:

-Formas de acceso a las organizaciones, derecho de admisión y preservación de la identidad de los asistentes.

-Formas de organización y administración.

-Formas de desarrollo de actividades de performance y sesiones BDSM grupales.

-Uso de las instalaciones y prácticas permitidas.

-Formas de moderación de grupos de debate e integración de nuevos miembros.

-Formas de intervención en caso de conflictos.

Bajo la denominación de Código de Conducta la Society of Janus [14] establece 10 reglas para sus miembros, cuya máxima es no perturbar el juego de los demás. En cambio, el Club Rosas5 ha optado por la denominación de Régimen Interno y amplía hasta 15 las normas que deben ser respetadas. [15]

Algunas Organizaciones desarrollan sus Protocolos inspirados en la literatura y la fantasía, tipo Roissy y Samois (inspirados en la Historia de O), y las Goreanas (inspiradas en la novela de John Norman) entre otras.

El Protocolo entre Dominantes.

Recientemente he participado en un foro donde he expuesto mis apreciaciones sobre ésta forma de Protocolo. Aunque genere mucho rechazo por parte de otros Dominantes, me detendré más en explicarlo [16].

-Respeto: A su persona, a sus límites y a su vida privada. Respeto a su anonimato (incluido el nick) salvo consentimiento previo.

-Discreción: Las conversaciones particulares no tienen por qué ser reveladas.

Previamente a una invitación, debe conocer quiénes son el resto de invitados.

-Consideración: Si no es conocido ni hay referencias, es tratado como Dominante en un trato de igualdad, sin dudar de su condición salvo un comportamiento que haya manifestado lo contrario, y aún así tiene el derecho de, privadamente, exponerle las razones por las que ha dejado de tener tal consideración.

-Reconocimiento: A su pertenencia en la Comunidad BDSM, a su experiencia en el BDSM y a su Maestría.

-Preferencia de Anfitrión: En su domicilio y en su Comunidad. A ser considerado Master de Master y/o Maestro de Ceremonias donde es reconocida su experiencia y maestría. A ser el primero en el uso y disfrute del juego SM donde es el anfitrión.

En presencia de sumisas, actuando en rol, tendrá preferencia ante ellas.

-Inviolabilidad: Su propiedad es suya y es inviolable. Para poder hacer uso de ella debo contar con su debida autorización. La presencia de un collar (aún en periodo de pruebas) es suficiente para garantizar que su propiedad es inviolable.

-Interés: Y atención preferente a lo que diga o haga por su condición Dominante.

-Visión: Tiene derecho a tener una visión diferente, incluso completamente diferente de la práctica del BDSM, sin tener por qué ser prejuzgada o criticada por mi parte, siempre en la seguridad, sensatez y consenso.

-Reciprocidad: Consensuar formas recíprocas de Protocolo.

El Protocolo entre sumisas.

El Protocolo más usado contempla la hermandad entre las sumisas y esclavas, como forma de comprensión, aprecio y apoyo mutuo. En otras ocasiones, este Protocolo se vuelve más estricto cuando resulta necesario para la escena o práctica de Dominación – sumisión que se quiere llevar a cabo.

Algunas sumisas realizan actividades encaminadas a la información – orientación y acompañamiento de otras que recién se inician. En estos casos se concreta el reparto de tareas, cierta jerarquía basada en la experiencia y el alcance y responsabilidad de dicha tarea sin menoscabo de las acciones y decisiones que pueda tomar el Dominante.

El Protocolo en la Seguridad

La práctica del BDSM conlleva asumir riesgos a partes iguales entre Dominantes y sumisas, del mismo modo que minorarlos y aumentar las condiciones de seguridad son responsabilidad de ambos roles en base al conocimiento de las prácticas, la experiencia y la forma de actuar en caso de lesiones [16].

Olvidamos con frecuencia la conveniencia de tener disponibles las pautas a seguir para aumentar la seguridad de nuestras prácticas. Son algunos ejemplos:

-Safeword o el posible uso de la palabra de seguridad durante el desarrollo de una sesión BDSM [17].

-Instrumental y atención de primeros auxilios sanitarios.

-El conocimiento de la seguridad en el Bondage [18].

-El conocimiento de la seguridad en el Spanking y azotes [19].

-El conocimiento del Aftercare o cuidado Post Sesión.

El Protocolo para dirimir conflictos dentro del BDSM.

Este tema sigue preocupando a muchas Comunidades BDSM, comunidades formales (legales) o informales (amigos que se juntan para celebrar y jugar). Estas son las soluciones que proponen:

-La existencia del Master of Masters, que en los locales de BDSM suele ser el dueño del local, (tiene el derecho de admisión y de expulsión, es el responsable de la mazmorra y él decide quién, cómo y cuánto juega).

En las Comunidades, el Master of Masters resulta elegido de forma temporal y se ocupa de coordinar el desarrollo de las actividades o sesiones. En domicilio particular coincide con el anfitrión, salvo que reconozca entre los Dominantes alguien con más crédito, pericia o experiencia que él y delegue esa tarea.

La existencia de la Slave of slaves, otros la llaman Slave Guardián, otros Slave Guide; cumple la misma función que las anteriormente descritas. Cuando se trata de aplicar la disciplina en un mal comportamiento de un Dominante es donde surge grandes discusiones. En el común de los casos se determinan cuatro situaciones: Aviso, Amonestación, Exclusión, Denuncia [20]:

-Aviso: Debe detener el desarrollo de la sesión en ese instante y es reconducido o guiado hasta darlo por concluido. Apartado del escenario, acompañado y aislado en un feedback se analiza el comportamiento observado y cómo reconducirlo. Este hecho no es considerado como punible, al contrario, se considera muy seguro y es habitual: una comida que causa malestar; una copa con efecto indeseado; un subspace con reacciones inoportunas; pasar desapercibido un safeword; o simplemente un entrometido que se dedica a tomar fotos de una escena sin permiso... o el que se pone a hablar por el móvil-celular en el momento más inadecuado. Si el aviso es reconocido, vuelve al escenario. Si no reconoce el aviso, es invitado a abandonar el lugar.

-Amonestación: Es en los casos anteriores que no reconoce el aviso y persevera en el comportamiento inadecuado y no atiende la indicación de abandonar el lugar del Master of Master. Se hace llegar un día o dos después de haber ocurrido el incidente, ofreciéndose diferentes opciones en función de la causa: Retirada temporal de los encuentros; Práctica con un Amo Guía o Tutor; o un tiempo con una participación - pasiva, asiste pero no juega activamente. En cualquier caso, la amonestación es un diálogo posterior, comprensivo y que busca el consenso. Es un derecho del amonestado ser escuchado y actuar en descargo, aportando cuantos considerandos o testigos considere oportunos. Se procede a rexaminar el contenido de su amonestación, su retirada o su ratificación.

-Exclusión: La medida más tajante que se da en las comunidades BDSM a nivel interno. Si el amonestado no está de acuerdo con reconducir su comportamiento y práctica, se procede a comunicarle que queda excluido de las reuniones que pueda tener el grupo o Comunidad. Igual que la amonestación, existe con el excluido un encuentro y un diálogo.


-Denuncia: Se entiende por tal el legítimo derecho de cualquier ciudadano de recurrir al amparo de su protección personal y legal. En el BDSM este es un derecho personal e intransferible de cada persona, no está negado nunca, cada practicante es libre de ejercerlo siempre, siempre e independientemente de que la Comunidad BDSM haya comenzado o no los pasos previos anteriormente explicados.