El núcleo, lo que condiciona.

Nuestras vivencias, condicionan nuestra vida.

Todas, absolutamente todas las personas, nacemos con emociones y sentimientos tiernos/amorosos.  De lo contrario, seríamos animales.

La negación de eso, siempre es debido a alguna herida profunda que se le ha causado a un niño entre los 7 y 11 años, edad en que el niño empieza a ser independiente y se inicia su sexualidad.

Se hacen totalmente insensibles a lo sensible, creen que los sentimientos son una debilidad y les hacen vulnerables.

Desarrollan un exceso en todo, agresividad, venganza, lujuria, emociones que les llevan a la necesidad de una enorme intensidad en todo lo que hacen.  Intensidad que encauzarán con el ejercicio, la sexualidad aunque también necesitan desconectar del mundo.

Ya adultos, son poderosos porque son dueños de si mismos (Aprenden una serie de herramientas y han desarrollado una serie de mecanismos que pueden seguir desarrollando sobre la marcha.  También tienen grandes habilidades sociales y una gran intuición).

Pero la herida seguirá ahí el resto de sus vidas si no la trabajan y además los condicionará.

Por mucho que ellos lo expresen verbalmente, por mucho que ellos traten de educar  a ser duros y poderosos a otros y lo repitan hasta la saciedad, nadie puede creerles  (porque para ello tendrían que haber vivido lo que ellos han vivido) porque los demás saben que todas las personas nacen con emociones y sentimientos, y piensan que, aunque alguien los oculte, si aman a su familia más cercana.

Cuando paralelamente, tú que te cruzas en tu vida con esa persona, tienes tus propias vivencias que también te condicionan y por las cuales eres sumisa de sentimiento con las personas de tu primer circulo vital, necesitas que tu par tenga esa fuerza, y además, por tu situación no tienes ningún interés en la convivencia, te sientes tan feliz que obvias y olvidas como "pecata minuta" algunos detalles y algunas cosas, que finalmente sin darte cuenta, resultan ser el núcleo de tu relación, que la condicionan.