martes, 14 de enero de 2020

video E8, de libro

https://youtu.be/oawwcVW-JXg

https://www.youtube.com/watch?v=zyh-eu-lhNc


E8 fue un niño con una madre muy amorosa que no le puso límites y un padre frío y distante, ausente, quizás machista por la época.
El complejo de Edipo, que tuvo muy marcado, se le acabó de sopetón a los 7 años.
A esa edad, al niño de sopetón se le puso un límite, a lo que no estaba acostumbrado. las demostraciones de cariño a su madre, mientras que, su padre no se cortó ni un pelo de hacer "ciertas" demostraciones de posesión de su madre, frente al niño.
Paralelamente, el padre decidió cambiar de país, con lo que el niño también perdió de un plumazo todo aquello que conocía, su lengua, personas, ciudad, cole.
Es  muy posible que con el cambio de país,  él tuviera una mayor necesidad de acercarse a su madre, de sentirse seguro y amado.
Aquello fue un mazazo al niño.

El niño sintió tal dolor, rabia y odio por la frustración al quitarle todo su mundo conocido y serle impuesto el límite de su amor y cariño por su madre que en lugar de llorar, se negó a sentir el dolor, desarrolló un rechazo total a todo lo amoroso y tierno.   Se dijo a si mismo que en realidad él no quería eso, sustituyéndolo con  un sentimiento de posesión y venganza.
Al mismo tiempo que desarrollaba una actitud desafiante, rebelde, despreciando a las personas débiles.
La rabia fue su motor,  se puso una sólida coraza que protegía su corazón, el corazón de un niño dependiente, prematuramente expuesto a circunstancias adversas.

Se volvió asocial, pero fue aprendiendo los comportamientos sociales, y consiguió llevarlos a cabo con absoluta naturalidad, aunque él sabe interiormente que lo hace con nula empatía, toda la frialdad y desde la distancia.   De hecho le importa poco la conversación.
La nula capacidad de sentir emociones le hace ser muy asertivo, dando una imagen fuerte. segura,  desafiante, desarrollando paralelamente una necesidad de supervivencia satisfactoria, gran capacidad de control, para evitar cualquier indicio de posible pérdida de control.
Forma parte del grupo de personas viscerales que reciben más facilmente impresiones intuitivas a través del cuerpo.
De hecho  se expande físicamente como para llenar el espacio, escrutando las cualidades de presencia y poder de las personas y situaciones, tiene un gran entrenamiento en sondear cualidades y distinguir el grado de poder.
Su forma de atención básica es la de negación.
Cree que su forma de actuar es la "única" correcta.
Cuando discute, comprueba las motivaciones, ya que considera que la verdad siempre sale durante una disputa.

Ya adulto, esa desconfianza en las personas le llevaron a poner a prueba continuamente a sus personas allegadas, ese sentimiento de venganza, esa negación de la entrega tierna y amorosa, todo ello formaba ya parte de su forma de ser. 
Paralelamente fue desarrollando una conducta antisocial, fruto de su desconfianza absoluta por todas las personas.
Pero eso le producía insatisfacción la cuál le generaba sentimientos hostiles y reafirmaba una forma de relación ni amorosa ni tierna.    Además, no sentía ningún limite.

Negado el sentimiento amoroso y pasando a ser simplemente sexo, se dedicó en cuerpo y alma a estudiar, hacer deporte y a ganar dinero.
Todo cuanto hacía lo hacía de forma muy intensa, tratando de calmar su propia agresividad.
Se hizo insensible a lo sensible.   No contactaba con la parte tierna porque lo percibía como vulnerable, se distanciaba tanto para dar como para recibir para no sentirse vulnerable ni debil lo cuál para él era inadmisible. 
Sus mayores miedos son el engaño, la traición, que le dañen, avergüencen o ridiculizen y para ello se ha puesto una coraza de hostilidad, arrogancias, fuerza, insensibilidad, despreciando la debilidad, la lástima, la compasión, etc.
Aunque en el fondo, lo único que quiere era sentirse querido y amado.

Alto, espigado, deportista, encontró a una chica guapísima y se casó con ella.
Tuvieron 2 hijas.
En realidad él ya tenía auténticas dificultades para su entrega amorosa y tierna, donde se relacionaba de forma dominante y posesiva.

Una pareja, donde ella sentía mucho amor, donde con seguridad se sintió querido y amado, pero él no tenía en absoluto sentimientos amorosos, pero él ya no podía, su carácter, sus emociones ya estaban hechas, donde él sustituía esa falta de entrega amorosa con mucho sexo, que por otra parte necesitaba, lo cuál le ayudaba a reducir la tensión y el stress, en una actitud posesiva y dominante, donde esa posesión le autorizaba a tener un sentimiento de venganza y hostilidad.

En un momento dado, algo falló.   Él de forma instintiva explotó con toda su agresividad, todo su afán de venganza, etc. etc. etc.

Desconozco si fue a través de psicólogo o por si mismo, pero él fue consciente de como actuaba y del daño ocasionado a esa mujer que le amaba de verdad, del daño que causaría a esas hijas, pero también comprendió que sería dañino con cualquiera.  Decidió apartarse de ellas, irse a vivir solo, viendo a las niñas con determinada frecuencia.   Decidió que a ellas no les faltaría de nada.

A la primera hija y como todo padre, quiso enseñarla a defenderse de este mundo hostil, quiso prepararla para que nadie le hiciera daño en el corazón.  Fue duro, implacable, como él era.   Y así es, como él.
A la segunda hija, la educó su madre, ella es dulce, tierna y amorosa.
E8 reconoce que su hija mayor es como él, y chocan, sin embargo le gusta más estar con su segunda hija, con la que no choca, con la que puede relajarse.  Donde seguramente él puede pensar que puede ser amado sin ser dañado, relajando su fondo de venganza.

Mantiene su anillo de casado en el dedo, le recuerda quien le amó y el momento en que fue consciente de si mismo.

A partir de ahí E8 trabajó en si mismo.   No sé si lo hizo solo o con psicólogos, aunque pienso que lo hizo con psicólogos.
Decidió que nunca más tendría una pareja y que viviría solo.   Fue consciente de que su carácter y su forma de hacer, que esa agresividad y ganas de venganza, le producían una enorme necesidad de intensidad en todo cuanto hacía y no los podía controlar.
Necesitaba hacer un planteamiento de su vida, de encontrar mecanismos y herramientas para controlar, encauzar y/o controlar esa necesidad interior de intensidad en todo.

Conoció a un Master. con el que estuvo los siguientes 6 años pasando los fines de semana, apaciguando su intensidad sexual, dando alas a su lujuria, donde podía ser cada vez más intenso en su lujuria.  Un Master que no solo le enseñó las técnicas, la psicología de la dominación y la sumisión, donde aprendió a autocontrolarse y posiblemente a conocerse mejor.

Ahora es un hombre de cierta edad que ha vivido muchas relaciones y situaciones.
Que ha mantenido su palabra de mantener a su familia, dando buenos estudios a sus hijas.
Un hombre que ha "trabajado" psicológicamente en si mismo. 
Un hombre que se conoce tanto a si mismo, conoce tanto sus defectos que ha separado los distintos campos de su vida, las personas con las que interactúa en su vida, de forma que sean absolutamente independientes y ninguno se cruce con el otro.  Unos círculos donde tiene absolutamente delimitado hasta donde pueden llegar los demás.

Consciente de sus necesidades y de sus excesos, ha desarrollado una serie de herramientas,  mecanismos para su propio autocontrol.   Él lo llama "enunciado". 
El enunciado, es una serie de reglas que seguirá en sus relaciones, donde él define como quiere que sea la relación en todos sus ámbitos, y donde traslada a una relación de dominación sus necesidades de autocontrol, donde delimita el campo de juego.

Es plenamente consciente de su estado interno y es consciente de que actúa sin culpa ni remordimiento, como un sádico mental, sin empatizar en absoluto con los sentimientos de los demás, los cuales además niega y ridiculiza en una actitud donde se siente superior.  Como si los sentimientos te hicieran débil. 

En las relaciones sexuales siente pasión por la búsqueda de la intensidad, busca el placer y el goce a través de la intensidad con experiencias intensas que le dan un plus.  Intensidad que además busca en otros ámbitos de su vida.
Si no tiene esa intensidad, se aburre y busca nuevas actividades o nuevas personas para conseguirla.  Una vez conseguido, tiene una sensación de triunfo.

Tiene ya cierta edad, es maduro, ha tenido multitud de experiencias, se conoce a si mismo, tiene herramientas y mecanismos de autocontrol. 
Se ha serenado, es capaz de valorar y decidir el tener una relación más mantenida en el tiempo, pero en un "chas" sigue saliéndole su propia forma de ser, aunque se toma el tiempo para racionalizar y se toma el tiempo para intentar no dañar.
No quiero ni imaginar la bomba de protones que era en su juventud.
Sigue negando y ridiculizando los sentimientos amorosos.

Dudo respecto al psicólogo o a que terminara las visitas al psicólogo, porque si hubiera hecho todo el camino, el resultado habría sido que habría vuelto a descubrir los sentimientos de ternura que ocultaba desde la pérdida de la inocencia, dejando de buscar exteriormente a los culpables.  Y eso no ha sucedido, no ha llegado a descubrirlos. 
De lo que si estoy segura es de que llegó a sentir una gran culpabilidad que se recriminó a si mismo y guardó para si mismo.   La culpa que dé a los demás, nunca será tan grande como su sentido de autoculpabilidad.

Sus obsesiones son:
- el control del espacio personal y de las personas que pueden influir sobre su vida.
- la preocupación por la justicia y la protección de las personas inocentes.
- negación de los sentimientos reales mediante la separación, objetando aburrimiento
- Atiende conversaciones de forma intransigente, en base a todo o nada, viendo las cosas desde los extremos.  justo/injusto, fuerte/débil.  Sin términos medios.  Esto le conduce a la negación automática de otras opiniones, siendo la suya la única legítima

Ahora con más serenidad por su autoconocimiento y aún intentando no dañar, hace mucho daño.  Suele ser demoledor cuando lo tienes de culo.



 


















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