No sé cuál es exactamente mi sensación ¿gusta?
¿satisface? ¿me hace feliz por él?, pero
la cuestión es que es una sensación positiva y buena saber que hoy, como
otras veces, ha podido satisfacer sus instintos y necesidades a través de su
esclava, para dedicarse a trabajar, exclusivamente, el resto de la semana.
Sé que se va relajado, tranquilo y que puede concentrar
toda su atención en el trabajo sin sentir premura de dominación ni sexual.
El preámbulo de cada sesión es que yo debo acostarme a
las 23 h. y dormir lo suficiente para estar descansada. Problemas personales solo me han dejado
dormir 3 horas, con la desazón e incertidumbre de no saber si podría ir a la
sesión o debería anularla por segunda vez.
Sin embargo no he dicho nada. Por
un lado, deseaba la sesión, por otro no
deseaba anulársela por segunda vez.
Finalmente me dormí pasadas las 2 y a las 5 estaba
despierta. A las 6 el problema ha
quedado solucionado. Pero ya no he
dormido más.
En realidad yo había estado incomunicada totalmente, y
sin posibilidad de avisarle, desde la tarde del domingo, tanto por internet,
como por móvil, como por teléfono fijo.
Y claro, con lo de las agendas en el móvil ya no memorizas los números
de teléfono y no tenía acceso al móvil.
De hecho por un instante pude leer algo que mi Señor Lucca me había
dejado escrito en skype y le escribí un mail, sin embargo no pude enviarlo.
No tenía ninguna forma de avisarle y solo me quedaba un
recurso que pensaba utilizar si
finalmente no podía asistir a la sesión.
Ha estado intranquilo.
Está acostumbrado a que no falle, a que le responda al minuto e incluso
en segundos y no tenía noticia alguna mía.
No sabía que estaba sucediendo y en realidad, va a saberlo cuando lea
este post. Justo cuando le escribía el
mensaje habitual ha entrado a skype buscándome, buscando saber si todo iba bien
según lo previsto. Y se ha
tranquilizado.
Como siempre, ambos hemos llegado puntuales.
Me ha encontrado como había pedido, tumbada en el suelo
boca abajo, con los pies separados y los
brazos en cruz, desnuda, con una camisa transparente, medias y tacón,
muñequeras y tobilleras puestas y la fusta en mi espalda. Preparada para el castigo.
En otras ocasiones empieza directo, sin calentarme el
culo, pero en esta ocasión ha ido dándome azotes pequeños aquí y allá un rato,
subiendo en intensidad, sin prisa, como recreándose. Incluso tocándome por momentos el coño o el culo para ver como estaban.
Mi cabeza en sus zapatos, lamiendo de uno a otro. Esa acción me hacía sentir calor humano. Mi Señor Lucca se ha colocado de forma que mi
cara quedara entre ambos y pudiera ir de uno a otro con facilidad.
Iba hablándome, recordándome el porqué del castigo, e
incluso me ha hecho alguna pregunta que no he respondido porque ya sé que como
responda me abofetea. Mi máxima es el
silencio.
Finalmente y de forma ceremoniosa me ha informado que el
castigo iba a empezar y que deseaba que fuera contando los azotes.
Me ha colocado de rodillas en el suelo a los pies de la
cama. Ha estirado mis brazos al máximo
atando una cuerda bien tensa que iba de cada muñequera a cada argolla del
cabecero de la cama.
En realidad me he portado muy bien y ha bajado el número
de azotes en premio a ello, por lo que el castigo estaba establecido en 5 azotes
de intensidad media y 5 azotes de intensidad alta .... en esa fusta asesina de
1 m. de largo terminada como un látigo, que hace que me ría de las fustas
habituales y me parezcan "pecata minuta" al lado de la que ahora
tenemos. Pero tuvimos problemas con
las otras, que se rompían muy pronto y esta sin embargo está durando.
La cuestión con esta fusta es que te azota en el culo, pero al mismo tiempo la parte de
arriba hace de látigo y esa parte te azota el coño con una sensación de corte
de cuchillo. O te azota el culo desde
otro ángulo y la parte del látigo cae en un muslo en un dolor cortante y vivo
de gran intensidad.
En definitiva, y debido al impulso, la parte de la fusta azota con la intensidad
que mi Señor Lucca desea, pero la parte del látigo al no ser rígido y estar
situado a mayor distancia de su mano,
azota con muchísima más intensidad que la propia fusta, porqué
multiplica ese impulso y su efecto es de un dolor intensamente lacerante y
cortante, vivo.
Le dije esta semana que por fuertes que fueran los azotes
podría moverme, incluso gritar, pero lo que no haría sería vestirme e
irme. Pienso que eso lo tranquilizó
(quizás no). Pero siendo eso cierto, la
realidad es que no necesito ni pensar porqué estoy convencida de que mi Señor
Lucca no me procurará ningún dolor que yo no pueda asumir, aunque vaya subiendo
el nivel de dolor para mí y porqué sé que mi Señor Lucca necesita y yo deseo
darle ese incremento de mis capacidades.
Han empezado los azotes, los que mi Señor Lucca ha
llamado "de intensidad media", pero que yo he notado con bastante
intensidad. Me ha ordenado
contarlos ¿cómo se llama éste
perra? Uno!. Y así he ido contando cada azote. Entre azote y azote, me acariciaba con la
fusta, hacía tiempo para que mi mente y mi cuerpo se relajaran, para que yo no
calculara cuando iba a caer el
siguiente, para desconcertarme.
Tras cada azote, y el tiempo en que duraba el dolor de
cada azote, la espalda se curvaba hacia arriba, las rodillas se unían como
intentando en esa tensa posición colocarme en posición fetal, aún sin
conseguirlo. Al bajar la intensidad del
dolor, las rodillas volvían a separarse, la espalda volvía a curvarse hacia
abajo y el culo quedaba bien levantado preparado para el siguiente.
Terminados esos 5 azotes, me ha dejado claro que eran los
de intensidad media y que a continuación vendrían los de intensidad alta. Y he notado perfectamente el cambio de
intensidad. Dolían, si. Creo que no he gritado en ningún momento, si
acaso algún quejido, alguna respiración profunda o contenida.. Pero creo que he llevado el castigo con
sometimiento y dignidad.
Me ha desatado y levantado del suelo para mirarme a los
ojos. Mi pelo revuelto, posiblemente el
rímel corrido y una lágrima queda pugnando por salir. Mientras me preguntaba si recordaría el
castigo y me indicaba que no deseaba que volviera a repetir mi actuación.
A continuación se ha quedado quieto frente a mí,
callado. Y ha sido la señal para que
empezara a desabotonar su camisa, luego sus pantalones, sus zapatos, para luego
desnudar sus pies y quitarle los boxer.
Al tiempo que mi Señor Lucca me ha quitado a mí la camisa, dejándome
desnuda lista para sus perversiones.
Se ha sentado cómodamente y me ha dado un cigarrillo para
que se lo encendiera y luego permitir que empezara a adorar su pollón, mientras
él iba tocando la piel de las tetas, la espalda, el culo, con la brasa del
cigarrillo.
He tenido las arcadas de rigor mientras adoraba su pollón
con un buen deep prof, tal como me ha enseñado.
He bañado su pollón con innumerable cantidad de saliva fruto de esas
arcadas, lo cual permite que mi Señor disfrute infinitamente más de las mamadas
de su puta esclava. Hasta que mi Señor
Lucca ha considerado que su pollón debía ser follado por su coño, para lo que
me he levantado clavándomelo en el coño y empezando un movimiento arriba y
abajo follándolo, casi sentada encima de él.
Su placer ha ido "in crescendo" hasta que ha
sentido la necesidad de colocarme a cuatro patas encima de la cama para ser él
quién se follara su coño, con toda la intensidad y primitivismo que mi Señor
Lucca destila. Y así ha sido.
Sé que sentir las contracciones de su coño le da un
placer añadido a su orgasmo. A pesar de
que tengo innumerables orgasmos ya sean anales o vaginales a lo largo de todas
las sesiones, que mi Señor Lucca nota, en realidad también soy consciente de
que son mis orgasmos clitorianos los que producen mayor contracción de mis
músculos vaginal y anal, es en esos orgasmos en que esos músculos, hacen mucha
mayor presión de cierre en torno a su pollón, por lo que he metido la mano en
el coño para frotarme el clítoris y ofrecerle así ese placer. Se ha ido follando su coño y su culo hasta
que finalmente y sabiendo que es lo que él desea de mi, le he indicado que mi
orgasmo estaba allí, en el siguiente segundo
en que me he corrido y se ha corrido.
No sabría decir si se ha corrido en su coño o en su culo.
Tras ello, me ha dado a mamarle la polla, aún con el
preservativo puesto, para que notara en mi boca la gran cantidad de leche que
había salido, al tiempo que con mi boca podía darle suaves caricias a su pollón
acompañando el final del placer de su orgasmo. Esa acción me hace sentir muy guarra, que
en realidad es lo que se espera de mi.
De pronto me ha dicho "rompe el preservativo con tus
dientes y mama mi leche", He
obedecido pinchando el preservativo entre mis dientes para poder succionar y
tragar la leche del preservativo hasta que lo he dejado limpio. Entonces se ha quitado el preservativo y con
mi boca le he limpiado el pollón con suavidad, notando como mi Señor Lucca
seguía teniendo placer.
Como consecuencia del suave placer que le daba mi boca al
limpiarle el pollón, éste no se relajó y volvió a empotrar mi cabeza contra su
cuerpo para hundírmelo de nuevo hasta la garganta,
Volvió a colocarme de rodillas sobre la cama y volvió a
follarme con dureza, estilo
bizarre. Su pollón había perdido dureza
pero se mantenía en erección. Tras unos
minutos frotándose contra su culo y su coño, y follándolos, su pollón estaba de
nuevo con la dureza óptima. Aún le
quedaba más leche para darme tras llenar el condón con su primera envestida y
corrida salvaje.
Presionó mi cintura y agachó mi cabeza hasta pegarla a la
cama, ya que a mi Señor Lucca le gusta que su perra pegue la cara en la cama
dejando la cintura bien arqueada mientras su culo y coño bien expuestos quedan
a la altura exacta de su pollón.
Volvió a follarse su culo y coño ahora de forma convulsa
sacando su pollón del culo y metiéndolo en el coño y otra vez al culo y así
sucesivamente. El coño abierto de par en
par con los labios dilatados y el clítoris hinchado como una aceituna, mientras
me abrazaba, agarraba y sujetaba fuerte por la cintura, usándome como le
apetecía. Seguía follándome bizarre, con
embestidas fuertes y haciendo sonidos guturales cerca de mi oído, como si de
verdad fuera un animal salvaje.
Con cada empujón sus huevos golpeaban el coño casi a la
altura del clítoris, lo cual me estaba dando mucho placer, y me hacían desear aún tener más placer. Unos cuantos micro-orgasmos fueron sacudiendo
el coño y el culo dándole placer a mi Señor que incrementaba la frecuencia del
bombeo de su pollón, hasta que fui
incapaz de soportar por más tiempo el golpeteo de sus huevos que en el coño me
proporcionaban, deseaba más, lo deseaba con desesperación y mi mano se desliz, furtiva, entre mis muslos
y me di placer en el clítoris que necesitaba mientras él me sometía con su
primitiva dureza, y pensando solo en
darle mayor placer con la contracción de mis músculos vaginal y anal.
Según me ha explicado mi Señor, cuando me corro, él nota que mi coño aprieta tanto su pollón
como si fuera un culo o un coño recién estrenado.
A pesar de mi obligación de guardar absoluto silencio y
mientras su pollón me perforaba el culo
salvajemente, fui incapaz de evitarlo y corrí el riesgo de recibir un
castigo, ya que de mi boca, entrecortadamente, salió la única frase que dije en
toda la sesión ... "mi Señor, me corro, me corro no aguanto. Dios mío, me corrooo".
En ese momento ofrecí a mi Señor la habitual serie de
fuertes contracciones, para su placer, al tiempo que mi Señor Lucca me da dos
cachetazos en las nalgas, oigo sus resoplidos, y su pollón echa toda su leche
caliente encima del culo, regándome y supongo que como mi Señor Lucca dice,
nutriendo la piel de mis nalgas, porque la leche de los machos mantienen la
piel tersa y cuidada de las putas.
Tras regarme con su leche por segunda vez en menos de 30
minutos, me ordena que me tumbe en la cama.
Como siempre dice ... "descansa y relájate".
En esta sesión, y como parte del castigo, tenía orden de
recordar todo cuanto sucediera, por lo que no podía permitir que mi mente su
fuera a vagar por el subspace, algo que ha sucedido en todos los encuentros
desde el primer día. Sin embargo, esta
vez no podía irme, debía esforzarme por mantener mi mente bien despierta para
describir luego toda la sesión. En
realidad no lo conseguí. Conseguí mantenerlo
perfectamente, casi la primera hora, el resto del tiempo mi mente se iba. No se iba por tanto tiempo como siempre, pero
lo suficiente como para recordar lo sucedido pero sin saber hilar los
acontecimientos, algo que ha sido mi Señor Lucca quien ha debido hacerlo para
poder poner el post.
Mi Señor Lucca se relajó también durante unos 5 minutos y
de repente se colocó de pié junto a la cama con su pollón relajado frente a mi
cara, con el gato en su mano y empezó a azotarme con él. Traté de saber si era el gato rojo o el
negro, creo que era el rojo, pero no estaba segura.
Me quedé quieta, callada, que es lo que se que espera de
mi. No me azotaba de forma intensa,
posiblemente porque los azotes iniciales con la fusta habían sido muy fuertes y
consideraba que era suficiente. Quizás
solo buscaba ponerme la piel de arriba a abajo de color rosado, que es como le
gusta.
Azotaba el culo, las piernas, la espalda. Me di la vuelta y azotó la barriga, las tetas
con un poco más de intensidad mientras su pollón de nuevo se endurecía.
Me encanta que mi Señor tenga el pollón bien duro. Posiblemente soy una perra guarra y puta,
pero en realidad mi mirada no puede apartarse de su pollón. Es una atracción inevitable que sé, pero de
la que no me doy cuenta mientras sucede.
Así que viendo como su pollón de nuevo se endurece, me levanto de la
cama y abriendo la boca vuelvo a tragarme su pollón hasta el fondo mientras él
sigue azotándome con el gato. Tragarme
su pollón hasta pegar mis ojos a su pubis, darle placer, notar cómo va
endureciendo en mi boca es un vicio, una droga, es inevitable, me atrae
irresistiblemente y no lo hago para mi placer, o al menos no para mi placer
sexual, sino por el placer de sentirme útil a su placer y ver/notar como
disfruta de su puta perra esclava. Me
gusta incluso ser guarra, porque sé que eso le da mayor morbo y placer.
Mi Señor sube la intensidad, deja el gato y empieza a
azotar su coño con la mano. Su coño está
sensible. Mi Señor empieza a darme una mezcla de sensaciones que sabe me
descontrolan por la velocidad que imprime, tira de los pezones fuerte,
provocándome un dolor agudo al tiempo que me azota la cara con su duro pollón
como si fuera una mano, mientras con su mano me golpea en el pubis . Mis
sensaciones se mezclan, intento protegerme, no consigo controlar tantas
sensaciones con tal rapidez. Se aparta
mientras tumbada descargo la ansiedad y
adrenalina, ya que esa práctica me
mantiene muy tensa y de repente oigo "plass", el ruido de un guante. En ese momento sé perfectamente que mi Señor
en su excitación desea fistearme.
Abro bien las piernas automáticamente y mi Señor me
embadurna el coño con aceite. Sin
prisas, primero mete los dedos y después el puño. Así está un rato metiéndolo y girando, moviéndolo,
haciendo que sienta el coño abierto al máximo y completamente lleno, que es
como las putas perras deberíamos tenerlo siempre.
Mientras empiezo a jadear, él con la otra mano sobre mi
pubis me da, distraídamente, placer en el clítoris y vuelvo a sentir micro-orgasmos
hasta que de repente, sin preveerlo ni darme cuenta, suelto un gran chorro de
meada que sale disparado.
Luego pasa al culo que esta vez se lo toma con más
calma. Primero dos dedos, luego creo
que tres y al final cuatro, hasta los nudillos, recreándose, cruzando la mano,
volteándola, llenándome el culo que esta vez traigo mejor preparado que nunca,
aunque mi esfínter no dilata lo suficiente todavía para pasar todo el
puño. También lo siento lleno, me siento
muy abierta e invadida, sin embargo no siento dolor, solo siento la fuerza de
su mano mientras empujo mi cuerpo contra él para ayudarle. El clítoris sigue excesivamente hinchado y mi
Señor lo pellizca mientras vuelvo a empujar hacia él en un intento de ayudarle
y de decirle "más".
En realidad el fisting me encanta y alguna vez se lo he
pedido expresamente, aunque en esta ocasión no ha hecho lo que otras veces hace
y me da infinito placer, que es follarme el coño con el puño sacándolo y
metiéndolo, lo cual en ese momento estaba deseando, pero que no podía expresar
ya que debo mantenerme en absoluto silencio.
Terminado el fisting mi Señor Lucca está con el pollón
bien duro, me levanta el culo y me coloca una almohada debajo para dejarme coño
y culo bien levantados y a su disposición.
Me ordena que suba las piernas perpendicularmente a mi cuerpo y que las
sujete y mantenga así.
En ese momento vuelve a follarme con su instinto bizarre,
coño, culo; culo, coño, ..... de forma inconexa sin ritmo establecido los va
rompiendo con movimientos pélvicos a su antojo, recreándose en el culo. Lo mete en el coño y luego lo saca y lo mete
en el culo, para luego sacarlo del culo y volver a meterlo en el coño,
trabajando ambos agujeros de forma compulsiva como si deseara destrozarlos. Su pollón está tan duro como un trozo de
metal, ni siquiera tiene que guiar su pollón hacia uno u otro agujero, entra y
se pasea por los agujeros como le place mientras me sujeta los muslos y me
perfora como un depredador, de nuevo con sus particulares gruñidos.
En breve espacio de tiempo, la leche de mi Señor sale de su pollón
deslizándose por mis muslos mientras me mira y yo aparto la mirada. Mi Señor está disfrutando, pero no debo.
mirarle.
Me gusta verle salvaje, gruñendo (ahora lleva una larga
pero cuidada barba que me gusta tocar y que le hace más salvaje aún), con sus músculos tensos, marcados, la espalda
muy recta, tensa, sus brazos cogiendo
mis muslos con fuerza y seguridad, la
piel brillante por el sudor y mirándome con fiereza, con la fiereza del macho
que sabe que me domina.
Después de su tercer orgasmo, pasea por la habitación
nervioso, según dice ... queriendo usarme más, y en ese momento, mientras me
mantengo quieta, abierta y espatarrada en la cama, coge una toallita y me
limpia diciéndome "eres una perra guarra y sucia, estás llena de leche y
fluidos por todos lados, mientras me limpia delicadamente las zonas sucias para
luego apartarme el pelo de la cara y dejarlo como lo prefiere.
En realidad, no me avergüenza su comentario, sé que es lo
que él desea de mi, que sea una perra guarra, por eso me mantengo quieta y
espatarrada, ofreciéndole la imagen y resultado de cómo me ha usado para su
placer. Es una forma de decirle
"míreme, esto es lo que hace de mi, una puta perra muy guarra. Esto no es más que el resultado del placer
que he sido capaz de darle".
Después de un breve descanso de unos 5 minutos, se
enciende un cigarrillo y se sienta en una silla frente a la cama, con sus pies
sobre la cama.
Su pollón es digno de poner en un cuadro, es
perfecto. Está en reposo, pero muy
redondo y con buen tamaño, se apoya
sobre sus grandes huevos, rodeándolos,
haciendo una curva para terminar con su prepucio apoyado en la silla. Es un pollón perfecto.
Mirándome y dándole una calada al cigarrillo me mira y se
sonríe.
Me incorporo como un resorte. Sé cuál es mi obligación, estoy adiestrada, sé lo que se espera de
mi. Desea un cuarto orgasmo, una nueva garganta
profunda para su pollón.
Esta vez empiezo despacio. Paso suave y despacio un dedo a lo largo de
su pollón, extasiándome en su belleza,
deseando recrear un poco más mi vista con su imagen, deseando que no se
mueva ni un solo milímetro. Aunque
ineludiblemente debo darle placer, ponerlo de nuevo bien duro y erecto, por lo
que de rodillas entre sus piernas empiezo a lamerlo y a lamer sus huevos
mientras sujeto las tetas como si estuvieran encima de una bandeja para que mi
Señor, relajado, pueda ir apartando la
ceniza de su cigarrillo en las tetas, la espalda o el culo, según prefiera, y
mientras me va quemando aquí y allí suavemente.
Empiezo a lamer su pollón desde su base hasta su prepucio
en largas lamidas mientras con una mano sujeto sus huevos. No me doy prisa pero no permito que mi boca y
mis manos dejen de darle placer a su pollón.
Con cada quemadilla trago más profundamente su pollón
hasta que tras 4 o 5 tragadas lo tiene bien duro, suelta el cigarrillo y
cogiendo mi cabeza la empuja con fuerza hasta que mis ojos chocan contra su
pubis.
Toso, escupo saliva densa de mi estómago, algo que a mi
Señor le encanta y que provoca que bañe su pollón de forma intensa con lo que
el roce de mi boca y de mis manos se hace para él más suave y le da mucho más
placer. Sigo metiéndomelo hasta el
fondo de la garganta, hasta que mi cara
tropieza con su pubis y no puedo meterlo más adentro. Me gusta sentir su pollón en ese lugar porqué
se que es cuando más placer siente. Y es
en ese lugar donde hago unos movimientos rápidos pero de corto recorrido,
sacando y metiendo su pollón o lo que es lo mismo follándome yo misma justo la
garganta después de pasar la campanilla.
Eso le da gran placer a mi Señor.
Y vuelve la tos y los vómitos y la saliva densa. Saco el pollón de la boca para recuperar la
respiración, pero mi Señor me abofetea diciéndome "puta sucia, eres mi perra
y sabes cómo me gusta" "Mámala, escupe, agárrala y con las dos manos
pajéala, así hasta que te duela la garganta de tragar y las manos de
pajearla"
Vuelvo a tragar su pollón rebosando saliva, me esmero, no
dejo de trabajarlo y darle placer, al tiempo que una mano va a mi coño, porque
sé que a mi Señor le gusta ya que al notar mi placer mi forma de mamar y pajear
su pollón cambia y a él le doy más placer.
Soy una puta perra guarra, lo sé, pero así es como él me
quiere, como me educa y no puedo evitar que me guste, que lo disfrute.
Mi Señor Lucca nunca me da placer, no busca mi placer nunca directamente,
siempre lo obtengo indirectamente ya sea porque yo misma lo busco para darle
mayor placer en determinadas circunstancias o bien porque lo recibo indirectamente
del suyo. Y si algún día salgo de la
sesión sin ningún orgasmo a él le dará igual.
Él solo quiere mi placer porque ese placer hace que se compriman mis
músculos y eso le da placer a él. Él
solo quiere mi placer porque eso me imprime otro ritmo que le da placer a
él. Pero todo eso puedo dárselo sin
tener ningún orgasmo necesariamente.
Lo que sucede, es que cuando noto su placer, me pongo
como una puta guarra y tengo placer. Y
cuanto más usada me hace sentir, cuanto más perra, cuanto más castigada, cuanto
más sucia, cuanto más esclava, cuanto más difícil.... más placer tengo, más
disfruto. Más se van sucediendo los
orgasmos y micro orgasmos ya sean anales, vaginales o clitorianos.
Es el pez que se muerde la cola, porque cuanto más
disfruta la perra, más disfruta mi Señor.
Lo estoy escribiendo y me estoy poniendo caliente.
Mi Señor Lucca me ordena ponerme a 4 patas en el suelo
con la cabeza contra la pared y sentado en el borde de la cama, de nuevo a su
merced, me azota, me reazota, me vuelve a azotar. Y de nuevo me folla, me usa para darse placer
y lo hace intensamente mientras vuelvo a mearme varias veces.
Cogiéndome del collar, me levanta del suelo , me pone
sobre la cama y cogiéndome del pelo mueve mi cabeza para pajearse el pollón en
mi boca mientras me sujeto en su pierna que está dura y tensa, hasta que me
obliga a mantener la boca quieta con su pollón en el fondo y de nuevo me regala
la escasa leche que ya queda en sus huevos.
En estas 3 horas ha vaciado sus huevos hasta la última
gota.
Ahora va a dedicarse a trabajar con la mente tranquila
sexualmente y a asalvajarse para nuestro próximo encuentro que será un slave
day para cerrar el año
Entonces de sienta
y con una vez tranquila me dice.. "perra ahora tienes tu momento de
recreo".
En lugar de ponerme a hablar, que es para lo que sirve el
recreo, no digo ni una palabra, solo
sonrío y apoyo mi cabeza en su muslo relajando mi nivel de endorfinas y entro
suavemente en un subspace cálido y calmo durante 10 o 15 minutos mientras él me
acaricia la cabeza.
Tras ese espacio de tiempo regreso a la voz de mi Señor
que me dice "regresa perra, ve a
asearte es hora de ir cerrando"
.
Me levanto cruzo con mi Señor 4 o 5 frases y una vez
aseada y todo recogido nos marchamos juntos de la morada.
P.D.: Mi señor me
tiene prohibido correrme 3 días antes de la sesión, aunque si debo hacer mis ejercicios de
dilatación.
Mi libido va aumentando día a día ya que en los ejercicios de dilatación y para
facilitarla, voy imaginando cosas, situaciones, etc. de forma que el coño y el culo se abran más
con esa excitación.
Los tres días antes mi excitación va aumentando por si
sola conforme se va acercando el momento del encuentro. Es algo que no tiene que ver con que haga más
o menos tiempo que nos vemos, ni que haya orgasmado, ni ..... nada. No puedo explicarlo, es simplemente su
presencia, cada día tengo más cerca el momento del encuentro, de su presencia,
de su Dominación y mi sometimiento y eso, por sí solo, me pone caliente.
Hay momentos en que los labios exteriores del coño me
sobran, porque siento en ansia y el deseo de que el clítoris deje de estar
protegido por ellos y se vaya frotando contra las bragas todo el día mientras camino haciendo mis
cosas. Me siento una perra sucia, guarra
y babosa, que es exactamente lo que desea que sea mi Señor.
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