miércoles, 25 de marzo de 2015

Sesión 1/12/14 por zukia

No sé cuál es exactamente mi sensación ¿gusta? ¿satisface? ¿me hace feliz por él?, pero  la cuestión es que es una sensación positiva y buena saber que hoy, como otras veces, ha podido satisfacer sus instintos y necesidades a través de su esclava, para dedicarse a trabajar, exclusivamente,  el resto de la semana.

Sé que se va relajado, tranquilo y que puede concentrar toda su atención en el trabajo sin sentir premura de dominación ni sexual.

El preámbulo de cada sesión es que yo debo acostarme a las 23 h. y dormir lo suficiente para estar descansada.   Problemas personales solo me han dejado dormir 3 horas, con la desazón e incertidumbre de no saber si podría ir a la sesión o debería anularla por segunda vez.  Sin embargo no he dicho nada.  Por un lado,  deseaba la sesión, por otro no deseaba anulársela por segunda vez.
Finalmente me dormí pasadas las 2 y a las 5 estaba despierta.  A las 6 el problema ha quedado solucionado.  Pero ya no he dormido más.

En realidad yo había estado incomunicada totalmente, y sin posibilidad de avisarle, desde la tarde del domingo, tanto por internet, como por móvil, como por teléfono fijo.  Y claro, con lo de las agendas en el móvil ya no memorizas los números de teléfono y no tenía acceso al móvil.   De hecho por un instante pude leer algo que mi Señor Lucca me había dejado escrito en skype y le escribí un mail, sin embargo no pude enviarlo.

No tenía ninguna forma de avisarle y solo me quedaba un recurso  que pensaba utilizar si finalmente no podía asistir a la sesión.

Ha estado intranquilo.  Está acostumbrado a que no falle, a que le responda al minuto e incluso en segundos y no tenía noticia alguna mía.  No sabía que estaba sucediendo y en realidad, va a saberlo cuando lea este post.  Justo cuando le escribía el mensaje habitual ha entrado a skype buscándome, buscando saber si todo iba bien según lo previsto.  Y se ha tranquilizado.

Como siempre, ambos hemos llegado puntuales.

Me ha encontrado como había pedido, tumbada en el suelo boca abajo, con los pies separados y los  brazos en cruz, desnuda, con una camisa transparente, medias y tacón, muñequeras y tobilleras puestas y la fusta en mi espalda.    Preparada para el castigo.

En otras ocasiones empieza directo, sin calentarme el culo, pero en esta ocasión ha ido dándome azotes pequeños aquí y allá un rato, subiendo en intensidad, sin prisa, como recreándose.  Incluso tocándome por momentos  el coño o el culo para ver como estaban.

Mi cabeza en sus zapatos, lamiendo de uno a otro.  Esa acción me hacía sentir calor humano.  Mi Señor Lucca se ha colocado de forma que mi cara quedara entre ambos y pudiera ir de uno a otro con facilidad.

Iba hablándome, recordándome el porqué del castigo, e incluso me ha hecho alguna pregunta que no he respondido porque ya sé que como responda me abofetea.  Mi máxima es el silencio.

Finalmente y de forma ceremoniosa me ha informado que el castigo iba a empezar y que deseaba que fuera contando los azotes.

Me ha colocado de rodillas en el suelo a los pies de la cama.  Ha estirado mis brazos al máximo atando una cuerda bien tensa que iba de cada muñequera a cada argolla del cabecero de la cama.
En realidad me he portado muy bien y ha bajado el número de azotes en premio a ello, por lo que el castigo estaba establecido en 5 azotes de intensidad media y 5 azotes de intensidad alta .... en esa fusta asesina de 1 m. de largo terminada como un látigo, que hace que me ría de las fustas habituales y me parezcan "pecata minuta" al lado de la que ahora tenemos.    Pero tuvimos problemas con las otras, que se rompían muy pronto y esta sin embargo está durando.

La cuestión con esta fusta es que te azota  en el culo, pero al mismo tiempo la parte de arriba hace de látigo y esa parte te azota el coño con una sensación de corte de cuchillo.  O te azota el culo desde otro ángulo y la parte del látigo cae en un muslo en un dolor cortante y vivo de gran intensidad.  
En definitiva, y debido al impulso,  la parte de la fusta azota con la intensidad que mi Señor Lucca desea, pero la parte del látigo al no ser rígido y estar situado a mayor distancia de su mano,  azota con muchísima más intensidad que la propia fusta, porqué multiplica ese impulso y su efecto es de un dolor intensamente lacerante y cortante, vivo.

Le dije esta semana que por fuertes que fueran los azotes podría moverme, incluso gritar, pero lo que no haría sería vestirme e irme.  Pienso que eso lo tranquilizó (quizás no).  Pero siendo eso cierto, la realidad es que no necesito ni pensar porqué estoy convencida de que mi Señor Lucca no me procurará ningún dolor que yo no pueda asumir, aunque vaya subiendo el nivel de dolor para mí y porqué sé que mi Señor Lucca necesita y yo deseo darle ese incremento de mis capacidades.
Han empezado los azotes, los que mi Señor Lucca ha llamado "de intensidad media", pero que yo he notado con bastante intensidad.  Me ha ordenado contarlos  ¿cómo se llama éste perra?  Uno!.  Y así he ido contando cada azote.  Entre azote y azote, me acariciaba con la fusta, hacía tiempo para que mi mente y mi cuerpo se relajaran, para que yo no calculara cuando  iba a caer el siguiente, para desconcertarme.

Tras cada azote, y el tiempo en que duraba el dolor de cada azote, la espalda se curvaba hacia arriba, las rodillas se unían como intentando en esa tensa posición colocarme en posición fetal, aún sin conseguirlo.   Al bajar la intensidad del dolor, las rodillas volvían a separarse, la espalda volvía a curvarse hacia abajo y el culo quedaba bien levantado preparado para el siguiente.

Terminados esos 5 azotes, me ha dejado claro que eran los de intensidad media y que a continuación vendrían los de intensidad alta.  Y he notado perfectamente el cambio de intensidad.  Dolían, si.  Creo que no he gritado en ningún momento, si acaso algún quejido, alguna respiración profunda o contenida..  Pero creo que he llevado el castigo con sometimiento y dignidad.

Me ha desatado y levantado del suelo para mirarme a los ojos.  Mi pelo revuelto, posiblemente el rímel corrido y una lágrima queda pugnando por salir.  Mientras me preguntaba si recordaría el castigo y me indicaba que no deseaba que volviera a repetir mi actuación.

A continuación se ha quedado quieto frente a mí, callado.  Y ha sido la señal para que empezara a desabotonar su camisa, luego sus pantalones, sus zapatos, para luego desnudar sus pies y quitarle los boxer.   Al tiempo que mi Señor Lucca me ha quitado a mí la camisa, dejándome desnuda lista para sus perversiones.

Se ha sentado cómodamente y me ha dado un cigarrillo para que se lo encendiera y luego permitir que empezara a adorar su pollón, mientras él iba tocando la piel de las tetas, la espalda, el culo, con la brasa del cigarrillo.

He tenido las arcadas de rigor mientras adoraba su pollón con un buen deep prof, tal como me ha enseñado.  He bañado su pollón con innumerable cantidad de saliva fruto de esas arcadas, lo cual permite que mi Señor disfrute infinitamente más de las mamadas de su puta esclava.  Hasta que mi Señor Lucca ha considerado que su pollón debía ser follado por su coño, para lo que me he levantado clavándomelo en el coño y empezando un movimiento arriba y abajo follándolo, casi sentada encima de él.

Su placer ha ido "in crescendo" hasta que ha sentido la necesidad de colocarme a cuatro patas encima de la cama para ser él quién se follara su coño, con toda la intensidad y primitivismo que mi Señor Lucca destila.  Y así ha sido. 

Sé que sentir las contracciones de su coño le da un placer añadido a su orgasmo.  A pesar de que tengo innumerables orgasmos ya sean anales o vaginales a lo largo de todas las sesiones, que mi Señor Lucca nota, en realidad también soy consciente de que son mis orgasmos clitorianos los que producen mayor contracción de mis músculos vaginal y anal, es en esos orgasmos en que esos músculos, hacen mucha mayor presión de cierre en torno a su pollón, por lo que he metido la mano en el coño para frotarme el clítoris y ofrecerle así ese placer.  Se ha ido follando su coño y su culo hasta que finalmente y sabiendo que es lo que él desea de mi, le he indicado que mi orgasmo estaba allí, en el siguiente segundo  en que me he corrido y se ha corrido.  No sabría decir si se ha corrido en su coño o en su culo.
Tras ello, me ha dado a mamarle la polla, aún con el preservativo puesto, para que notara en mi boca la gran cantidad de leche que había salido, al tiempo que con mi boca podía darle suaves caricias a su pollón acompañando el final del placer de su orgasmo.    Esa acción me hace sentir muy guarra, que en realidad es lo que se espera de mi.

De pronto me ha dicho "rompe el preservativo con tus dientes y mama mi leche",  He obedecido pinchando el preservativo entre mis dientes para poder succionar y tragar la leche del preservativo hasta que lo he dejado limpio.   Entonces se ha quitado el preservativo y con mi boca le he limpiado el pollón con suavidad, notando como mi Señor Lucca seguía teniendo placer.

Como consecuencia del suave placer que le daba mi boca al limpiarle el pollón, éste no se relajó y volvió a empotrar mi cabeza contra su cuerpo para hundírmelo de nuevo hasta la garganta,

Volvió a colocarme de rodillas sobre la cama y volvió a follarme con dureza,  estilo bizarre.  Su pollón había perdido dureza pero se mantenía en erección.  Tras unos minutos frotándose contra su culo y su coño, y follándolos, su pollón estaba de nuevo con la dureza óptima.   Aún le quedaba más leche para darme tras llenar el condón con su primera envestida y corrida salvaje.

Presionó mi cintura y agachó mi cabeza hasta pegarla a la cama, ya que a mi Señor Lucca le gusta que su perra pegue la cara en la cama dejando la cintura bien arqueada mientras su culo y coño bien expuestos quedan a la altura exacta de su pollón.

Volvió a follarse su culo y coño ahora de forma convulsa sacando su pollón del culo y metiéndolo en el coño y otra vez al culo y así sucesivamente.  El coño abierto de par en par con los labios dilatados y el clítoris hinchado como una aceituna, mientras me abrazaba, agarraba y sujetaba fuerte por la cintura, usándome como le apetecía.  Seguía follándome bizarre, con embestidas fuertes y haciendo sonidos guturales cerca de mi oído, como si de verdad fuera un animal salvaje.

Con cada empujón sus huevos golpeaban el coño casi a la altura del clítoris, lo cual me estaba dando mucho placer,  y me hacían desear aún tener más placer.  Unos cuantos micro-orgasmos fueron sacudiendo el coño y el culo dándole placer a mi Señor que incrementaba la frecuencia del bombeo de su pollón,  hasta que fui incapaz de soportar por más tiempo el golpeteo de sus huevos que en el coño me proporcionaban, deseaba más, lo deseaba con desesperación y  mi mano se desliz, furtiva, entre mis muslos y me di placer en el clítoris que necesitaba mientras él me sometía con su primitiva dureza,  y pensando solo en darle mayor placer con la contracción de mis músculos vaginal y anal.
Según me ha explicado mi Señor, cuando me corro,  él nota que mi coño aprieta tanto su pollón como si fuera un culo o un coño recién estrenado.  

A pesar de mi obligación de guardar absoluto silencio y mientras su pollón me perforaba el culo  salvajemente, fui incapaz de evitarlo y corrí el riesgo de recibir un castigo, ya que de mi boca, entrecortadamente, salió la única frase que dije en toda la sesión ... "mi Señor, me corro, me corro no aguanto.  Dios mío, me corrooo".

En ese momento ofrecí a mi Señor la habitual serie de fuertes contracciones, para su placer, al tiempo que mi Señor Lucca me da dos cachetazos en las nalgas, oigo sus resoplidos, y su pollón echa toda su leche caliente encima del culo, regándome y supongo que como mi Señor Lucca dice, nutriendo la piel de mis nalgas, porque la leche de los machos mantienen la piel tersa y cuidada de las putas.
Tras regarme con su leche por segunda vez en menos de 30 minutos, me ordena que me tumbe en la cama.  Como siempre dice ... "descansa y relájate".

En esta sesión, y como parte del castigo, tenía orden de recordar todo cuanto sucediera, por lo que no podía permitir que mi mente su fuera a vagar por el subspace, algo que ha sucedido en todos los encuentros desde el primer día.  Sin embargo, esta vez no podía irme, debía esforzarme por mantener mi mente bien despierta para describir luego toda la sesión.  En realidad no lo conseguí.  Conseguí mantenerlo perfectamente, casi la primera hora, el resto del tiempo mi mente se iba.  No se iba por tanto tiempo como siempre, pero lo suficiente como para recordar lo sucedido pero sin saber hilar los acontecimientos, algo que ha sido mi Señor Lucca quien ha debido hacerlo para poder poner el post.
Mi Señor Lucca se relajó también durante unos 5 minutos y de repente se colocó de pié junto a la cama con su pollón relajado frente a mi cara, con el gato en su mano y empezó a azotarme con él.  Traté de saber si era el gato rojo o el negro, creo que era el rojo, pero no estaba segura. 

Me quedé quieta, callada, que es lo que se que espera de mi.  No me azotaba de forma intensa, posiblemente porque los azotes iniciales con la fusta habían sido muy fuertes y consideraba que era suficiente.  Quizás solo buscaba ponerme la piel de arriba a abajo de color rosado, que es como le gusta.

Azotaba el culo, las piernas, la espalda.  Me di la vuelta y azotó la barriga, las tetas con un poco más de intensidad mientras su pollón de nuevo se endurecía.

Me encanta que mi Señor tenga el pollón bien duro.  Posiblemente soy una perra guarra y puta, pero en realidad mi mirada no puede apartarse de su pollón.  Es una atracción inevitable que sé, pero de la que no me doy cuenta mientras sucede.  Así que viendo como su pollón de nuevo se endurece, me levanto de la cama y abriendo la boca vuelvo a tragarme su pollón hasta el fondo mientras él sigue azotándome con el gato.   Tragarme su pollón hasta pegar mis ojos a su pubis, darle placer, notar cómo va endureciendo en mi boca es un vicio, una droga, es inevitable, me atrae irresistiblemente y no lo hago para mi placer, o al menos no para mi placer sexual, sino por el placer de sentirme útil a su placer y ver/notar como disfruta de su puta perra esclava.  Me gusta incluso ser guarra, porque sé que eso le da mayor morbo y placer.

Mi Señor sube la intensidad, deja el gato y empieza a azotar su coño con la mano.  Su coño está sensible.  Mi Señor empieza a darme  una mezcla de sensaciones que sabe me descontrolan por la velocidad que imprime, tira de los pezones fuerte, provocándome un dolor agudo al tiempo que me azota la cara con su duro pollón como si fuera una mano, mientras con su mano me golpea en el pubis . Mis sensaciones se mezclan, intento protegerme, no consigo controlar tantas sensaciones con tal rapidez.    Se aparta mientras  tumbada descargo la ansiedad y adrenalina,  ya que esa práctica me mantiene muy tensa y de repente oigo "plass",  el ruido de un guante.   En ese momento sé perfectamente que mi Señor en su excitación desea fistearme.

Abro bien las piernas automáticamente y mi Señor me embadurna el coño con aceite.  Sin prisas, primero mete los dedos y después el puño.  Así está un rato metiéndolo y girando, moviéndolo, haciendo que sienta el coño abierto al máximo y completamente lleno, que es como las putas perras deberíamos tenerlo siempre.

Mientras empiezo a jadear, él con la otra mano sobre mi pubis me da, distraídamente, placer en el clítoris y vuelvo a sentir micro-orgasmos hasta que de repente, sin preveerlo ni darme cuenta, suelto un gran chorro de meada que sale disparado.

Luego pasa al culo que esta vez se lo toma con más calma.   Primero dos dedos, luego creo que tres y al final cuatro, hasta los nudillos, recreándose, cruzando la mano, volteándola, llenándome el culo que esta vez traigo mejor preparado que nunca, aunque mi esfínter no dilata lo suficiente todavía para pasar todo el puño.  También lo siento lleno, me siento muy abierta e invadida, sin embargo no siento dolor, solo siento la fuerza de su mano mientras empujo mi cuerpo contra él para ayudarle.  El clítoris sigue excesivamente hinchado y mi Señor lo pellizca mientras vuelvo a empujar hacia él en un intento de ayudarle y de decirle "más".
En realidad el fisting me encanta y alguna vez se lo he pedido expresamente, aunque en esta ocasión no ha hecho lo que otras veces hace y me da infinito placer, que es follarme el coño con el puño sacándolo y metiéndolo, lo cual en ese momento estaba deseando, pero que no podía expresar ya que debo mantenerme en absoluto silencio.

Terminado el fisting mi Señor Lucca está con el pollón bien duro, me levanta el culo y me coloca una almohada debajo para dejarme coño y culo bien levantados y a su disposición.  Me ordena que suba las piernas perpendicularmente a mi cuerpo y que las sujete y mantenga así.

En ese momento vuelve a follarme con su instinto bizarre, coño, culo; culo, coño, ..... de forma inconexa sin ritmo establecido los va rompiendo con movimientos pélvicos a su antojo, recreándose en el culo.  Lo mete en el coño y luego lo saca y lo mete en el culo, para luego sacarlo del culo y volver a meterlo en el coño, trabajando ambos agujeros de forma compulsiva como si deseara destrozarlos.    Su pollón está tan duro como un trozo de metal, ni siquiera tiene que guiar su pollón hacia uno u otro agujero, entra y se pasea por los agujeros como le place mientras me sujeta los muslos y me perfora como un depredador, de nuevo con sus particulares gruñidos.

En breve espacio de tiempo,  la leche de mi Señor sale de su pollón deslizándose por mis muslos mientras me mira y yo aparto la mirada.  Mi Señor está disfrutando, pero no debo. mirarle.
Me gusta verle salvaje, gruñendo (ahora lleva una larga pero cuidada barba que me gusta tocar y que le hace más salvaje aún),  con sus músculos tensos, marcados, la espalda muy recta, tensa,  sus brazos cogiendo mis muslos con fuerza y seguridad,  la piel brillante por el sudor y mirándome con fiereza, con la fiereza del macho que sabe que me domina. 

Después de su tercer orgasmo, pasea por la habitación nervioso, según dice ... queriendo usarme más, y en ese momento, mientras me mantengo quieta, abierta y espatarrada en la cama, coge una toallita y me limpia diciéndome "eres una perra guarra y sucia, estás llena de leche y fluidos por todos lados, mientras me limpia delicadamente las zonas sucias para luego apartarme el pelo de la cara y dejarlo como lo prefiere.

En realidad, no me avergüenza su comentario, sé que es lo que él desea de mi, que sea una perra guarra, por eso me mantengo quieta y espatarrada, ofreciéndole la imagen y resultado de cómo me ha usado para su placer.     Es una forma de decirle "míreme, esto es lo que hace de mi, una puta perra muy guarra.  Esto no es más que el resultado del placer que he sido capaz de darle".

Después de un breve descanso de unos 5 minutos, se enciende un cigarrillo y se sienta en una silla frente a la cama, con sus pies sobre la cama.

Su pollón es digno de poner en un cuadro, es perfecto.  Está en reposo, pero muy redondo y  con buen tamaño, se apoya sobre sus grandes huevos,  rodeándolos, haciendo una curva para terminar con su prepucio apoyado en la silla.  Es un pollón perfecto.

Mirándome y dándole una calada al cigarrillo me mira y se sonríe.

Me incorporo como un resorte.  Sé cuál es mi obligación,  estoy adiestrada, sé lo que se espera de mi.   Desea un cuarto orgasmo, una nueva garganta profunda para su pollón.

Esta vez empiezo despacio.  Paso suave y despacio un dedo a lo largo de su pollón, extasiándome en su belleza,  deseando recrear un poco más mi vista con su imagen, deseando que no se mueva ni un solo milímetro.  Aunque ineludiblemente debo darle placer, ponerlo de nuevo bien duro y erecto, por lo que de rodillas entre sus piernas empiezo a lamerlo y a lamer sus huevos mientras sujeto las tetas como si estuvieran encima de una bandeja para que mi Señor, relajado,  pueda ir apartando la ceniza de su cigarrillo en las tetas, la espalda o el culo, según prefiera, y mientras me va quemando aquí y allí suavemente.

Empiezo a lamer su pollón desde su base hasta su prepucio en largas lamidas mientras con una mano sujeto sus huevos.  No me doy prisa pero no permito que mi boca y mis manos dejen de darle placer a su pollón.

Con cada quemadilla trago más profundamente su pollón hasta que tras 4 o 5 tragadas lo tiene bien duro, suelta el cigarrillo y cogiendo mi cabeza la empuja con fuerza hasta que mis ojos chocan contra su pubis.

Toso, escupo saliva densa de mi estómago, algo que a mi Señor le encanta y que provoca que bañe su pollón de forma intensa con lo que el roce de mi boca y de mis manos se hace para él más suave y le da mucho más placer.   Sigo metiéndomelo hasta el fondo de la garganta,  hasta que mi cara tropieza con su pubis y no puedo meterlo más adentro.  Me gusta sentir su pollón en ese lugar porqué se que es cuando más placer siente.  Y es en ese lugar donde hago unos movimientos rápidos pero de corto recorrido, sacando y metiendo su pollón o lo que es lo mismo follándome yo misma justo la garganta después de pasar la campanilla.  Eso le da gran placer a mi Señor.  Y vuelve la tos y los vómitos y la saliva densa.  Saco el pollón de la boca para recuperar la respiración, pero mi Señor me abofetea diciéndome "puta sucia, eres mi perra y sabes cómo me gusta" "Mámala, escupe, agárrala y con las dos manos pajéala, así hasta que te duela la garganta de tragar y las manos de pajearla"

Vuelvo a tragar su pollón rebosando saliva, me esmero, no dejo de trabajarlo y darle placer, al tiempo que una mano va a mi coño, porque sé que a mi Señor le gusta ya que al notar mi placer mi forma de mamar y pajear su pollón cambia y a él le doy más placer.

Soy una puta perra guarra, lo sé, pero así es como él me quiere, como me educa y no puedo evitar que me guste, que lo disfrute.

Mi Señor Lucca nunca me da placer,  no busca mi placer nunca directamente, siempre lo obtengo indirectamente ya sea porque yo misma lo busco para darle mayor placer en determinadas circunstancias o bien porque lo recibo indirectamente del suyo.  Y si algún día salgo de la sesión sin ningún orgasmo a él le dará igual.   Él solo quiere mi placer porque ese placer hace que se compriman mis músculos y eso le da placer a él.   Él solo quiere mi placer porque eso me imprime otro ritmo que le da placer a él.  Pero todo eso puedo dárselo sin tener ningún orgasmo necesariamente.

Lo que sucede, es que cuando noto su placer, me pongo como una puta guarra y tengo placer.  Y cuanto más usada me hace sentir, cuanto más perra, cuanto más castigada, cuanto más sucia, cuanto más esclava, cuanto más difícil.... más placer tengo, más disfruto.  Más se van sucediendo los orgasmos y micro orgasmos ya sean anales, vaginales o clitorianos.

Es el pez que se muerde la cola, porque cuanto más disfruta la perra, más disfruta mi Señor.
Lo estoy escribiendo y me estoy poniendo  caliente.

Mi Señor Lucca me ordena ponerme a 4 patas en el suelo con la cabeza contra la pared y sentado en el borde de la cama, de nuevo a su merced, me azota, me reazota, me vuelve a azotar.  Y de nuevo me folla, me usa para darse placer y lo hace intensamente mientras vuelvo a mearme varias veces.
Cogiéndome del collar, me levanta del suelo , me pone sobre la cama y cogiéndome del pelo mueve mi cabeza para pajearse el pollón en mi boca mientras me sujeto en su pierna que está dura y tensa, hasta que me obliga a mantener la boca quieta con su pollón en el fondo y de nuevo me regala la escasa leche que ya queda en sus huevos.

En estas 3 horas ha vaciado sus huevos hasta la última gota.

Ahora va a dedicarse a trabajar con la mente tranquila sexualmente y a asalvajarse para nuestro próximo encuentro que será un slave day para cerrar el año

Entonces de sienta  y con una vez tranquila me dice.. "perra ahora tienes tu momento de recreo".

En lugar de ponerme a hablar, que es para lo que sirve el recreo,  no digo ni una palabra, solo sonrío y apoyo mi cabeza en su muslo relajando mi nivel de endorfinas y entro suavemente en un subspace cálido y calmo durante 10 o 15 minutos mientras él me acaricia la cabeza.
Tras ese espacio de tiempo regreso a la voz de mi Señor que me dice  "regresa perra, ve a asearte es hora de ir cerrando"
.
Me levanto cruzo con mi Señor 4 o 5 frases y una vez aseada y todo recogido nos marchamos juntos de la morada.


P.D.:  Mi señor me tiene prohibido correrme 3 días antes de la sesión,  aunque si debo hacer mis ejercicios de dilatación.
Mi libido va aumentando día a día  ya que en los ejercicios de dilatación y para facilitarla, voy imaginando cosas, situaciones, etc.  de forma que el coño y el culo se abran más con esa excitación.
Los tres días antes mi excitación va aumentando por si sola conforme se va acercando el momento del encuentro.  Es algo que no tiene que ver con que haga más o menos tiempo que nos vemos, ni que haya orgasmado, ni ..... nada.   No puedo explicarlo, es simplemente su presencia, cada día tengo más cerca el momento del encuentro, de su presencia, de su Dominación y mi sometimiento y eso, por sí solo, me pone caliente.

Hay momentos en que los labios exteriores del coño me sobran, porque siento en ansia y el deseo de que el clítoris deje de estar protegido por ellos y se vaya frotando contra las bragas  todo el día mientras camino haciendo mis cosas.  Me siento una perra sucia, guarra y babosa, que es exactamente lo que desea que sea mi Señor.


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