sábado, 21 de marzo de 2015

Un ratito de la sesión del 2/7/14

Estoy tranquila.
Me ata pies y manos a la cama, dejándome en cruz.
Me pone el antifaz, no veo nada.
Creo que es el momento de que pruebe la electricidad.

Noto como pinza mis pezones.
¿Es acaso el electrodo una pinza?
Noto como sigue pinzando las tetas, haciendo un dibujo que sigue la forma redondeada de la teta.
Ahora hace lo mismo con el otro pecho.
Esa pinza o electrodo en los pezones hace que sienta miedo.


Noto como pega electrodos en la cara interna de mis muslos.
En el pubis.
Si, ha llegado el momento de la electricidad.


Siento un hilo sobre mi cuerpo.  Es el hilo de las pinzas de percha.
Creo que lo que pinza mis pezones, es la pinza de percha y el resto las pinzas que tengo preparadas para las tetas, once en cada teta.
Tira y vuelve a tirar de la percha, tira más.
Duele.

Un ligero zumbido que apenas es perceptible.
En los muslos y el pubis.
Aumenta la intensidad.
La sensación de una espiral sin fin.
Aparece placer.
La espiral sube de intensidad y se convierte en un punto doloroso.
El placer se va volando.
Baja la intensidad, vuelvo a notar la espiral sin fin.
Estoy tranquila, sigo tranquila.

Cada vez que sube la intensidad, la sube algo más que en la vez anterior.
Luego la baja.
Y la vuelve a subir.
Pienso que ese es el dolor que Luca desea que soporte para él.
Hasta que el dolor se me hace muy duro.
Entonces cambia.
En lugar de bajar la intensidad, cambia el movimiento.
Es como si desde un punto central, salieran montones de ondas eléctricas hacia afuera en linea recta, pero rellenando un circulo.
Eso me descansa del dolor.
Ya no recuerdo el placer.
Cada vez el punto de dolor es más alto.
Me tenso.
Sigue bajando con las nuevas ondas.
Y sigue subiendo.

Me mantiene con el dolor arriba.
Estoy tensa.
Ya no puedo pensar en nada.
No cambia el tipo de dolor.
No lo amortigua.
Sigue manteniendo el dolor arriba.
Sube el nivel de dolor.
Me muevo.
Trato de evitar el dolor moviéndome,
pero los electrodos están pegados a mi piel.
Mi nivel de tensión sube.
Mi nivel de tensión se convierte en nivel de stress.
Ya no controlo nada.
No paro de moverme.
Luca no para de mantener el dolor y subirlo.

No puedo más.
El antifaz se ha caído con mi movimiento.
Luca para mi dolor.
Mi nivel de stress baja.
Vuelvo a quedarme tranquila, aunque tengo las tetas martirizadas.

Luca tira de las pinzas de una teta.
Uffffffffffffff

Me mira.
Sigue mirándome.
Deja que le mire.
Coge la cuerda del juego de pinzas de la otra teta.
Da un tirón.
Pasan 1 o 2 segundos en que no siento más que el dolor sordo del tirón.
Entonces aparece el dolor punzante, vivo.

Quedan las pinzas de percha.  Tienen también una cuerda.
Siento las tetas destrozadas.
Verbalizo en voz alta mi pensamiento ... "Con cariño Señor" (refiriéndome al acto de sacarme esas pinzas) ...............  Ya sabes donde puedes ir a buscar cariño, puta perra, te lo tengo dicho, búscate un vainillita que te dé cariño.
Las pinzas tienen un dibujo de líneas paralelas que muerden los pezones.
Luca se pone encima de mi.
Pone la cuerda por su cuello.
Le miro.
Me mira
No tiene ni que tirar de la cuerda, solo levantarse.
Su imagen es como una postal.
Su piel morena, brillante, tensa al máximo.
Su espalda bien recta. sus músculos definidos.
La cuerda va de las pinzas de mis pezones a su cuello, solo debe moverse para proporcionarme más dolor.
Se mueve, juega a tensar la cuerda.    A destensarla.
Soy incapaz de respirar.
Luca es mi dueño, debo permanecer quieta, callada, mientras él lo disfruta.
Quiere que sepa lo que va a hacer, antes de hacerlo.
Pienso en ese dibujo de lineas paralelas,
que lleva 15, 20 minutos, quizás más mordiéndome los pezones.
De sopetón Luca se levanta de un golpe.
Tirando y haciendo que las pinzas resbalen por mis pezones
hasta que salen.

Dolor vivo, dolor.
Luca examina los pezones.
Yo los siento castigados.
Los roza, los mueve.
"Bien, están bien"


Luca cree que no ha sido suficiente.
Se limita a enseñarme unas agujas.
Mi mente piensa en el dolor que mantienen los pezones.
No sé cuanto me dolerán las agujas en esa situación.
Juega con mis pezones que están sensibles al máximo.
Los roza, suave.
Solo desea ver cuan sensibles los tengo.
Y de repente clava una aguja en un pezón.
Otra aguja en otro pezón.
Las mueve.
Las clava más a fondo
Juega
Y las saca.

Luca recoge los electrodos, los trae frente a mi cara y dice:

"Míralos, acostúmbrate, a partir de ahora compartirán todas las sesiones contigo.
Y acostúmbrate a todo ello, porque esto no ha hecho más que empezar, es solo el principio."

Si, yo también lo siento así.
En la sesión anterior hubo algo, desconozco qué, y le dije a Luca que había un cambio, sentía que ahora empezaba.
Ya no me queda nada para observar, puedo simplemente empezar a ser.
Efectivamente, Luca también ha hecho ese cambio.
El salto ha sido patente.




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