Hacía 3 semanas que no nos veíamos por cuestión de agenda
y nos vimos el lunes día 3/11 en un slave day.
Estaba tan nerviosa que me parecía estar viviendo un
sueño.
Preparada, desnuda, con el collar y las medias. Todo preparado.
Le vi llegar a través de la terraza y volé literalmente
para dejar la puerta entornada y colocarme en la posición en que él esperaba
encontrarme. Normalmente va tan ligero
que apenas me da tiempo de nada, con los nervios no conseguía ni calzarme los
tacones.
No tenía ningún castigo pendiente.
Recibí a mi Señor Lucca como él ordenó. La puerta de la casa entornada y yo frente a
la puerta, de rodillas, cada rodilla encima de una silla y la cabeza en una
tercera silla. El coño y el culo bien
altos, abiertos y expuestos.
Encima de mi espalda un condón preparado para usar.
Oí la puerta abrirse y vi sus pies entre mis piernas.
Cerró la puerta dejó sus cosas y sin decir ni
"hola", vi sus piernas paradas
justo frente al culo, noté como cogía el condón, imaginé que se lo enfundaba y
empezó a follarme.
Sé que él deseaba que yo me sintiera una vulgar furcia
follada por cualquiera que pasa, pero en realidad no era así, me sabía allí
dispuesta para su placer, era su perra preparada para que el pudiera descargar
por fin sus huevos de puro placer y sucediera lo que sucediera no debía moverme
un ápice.
Pensaba que con 3 semanas sin vernos, él debía sentir
mucha necesidad de por fin tener a su puta dispuesta a servirle y a darle
placer.
Deseando todo el tiempo que mi Señor Lucca encontrara el
agujero del culo preparado para recibir su pollón y no defraudarle.
Sin desnudarse empezó a follarse su coño. Coño, coño, coño, coño, coño. Del coño al culo y del culo al coño varias
veces y de nuevo coño, coño, coño, coño.
Sus empujones eran de distinta intensidad y
profundidad. Iba de follarme normal a
hundirme su pollón hasta más allá de mi cavidad natural, con fuerza, con
rudeza.
Cogió mi pelo en una coleta tirando hacia si, obligándome
a levantar la cara y a no poder moverme con sus empujones.
Seguía follándome sin parar, al ritmo en que su placer necesitaba.
Me nalgueaba y mientras me follaba con más ganas, hasta
que finalmente su pollón reventó en un orgasmo.
Se retiró y vino junto a mi, para que chupara su pollón
con el condón puesto, para que notara la gran cantidad de leche conque había
llenado el condón.
Era bárbaro, realmente, la cantidad de leche que había
soltado, pero eso no fue todo.
Se quitó el condón y esparció su leche por mi cara
completamente donde la lamí de su mano.
Parte cayó en la silla, entonces lo vi, era blanca,
tremendamente blanca y grumosa.
Ahí sucedió algo a lo que yo no di importancia en su
momento, pero ahora pienso que quizás mi Señor Lucca si le ha dado más
importancia de la que yo le di.
Mi Señor Lucca es tan extremadamente perfeccionista y al
mismo tiempo tan Dominante y controlador, que me había dicho que me daría a
tragar la leche del condón, así que a 4 patas sobre las sillas yo lo
esperaba. Sabía que de un momento a
otro él me la daría.
Pero no fue así, me la derramó por toda la cara y parte
del pelo, frotándome con ella.
Ahora pienso que quizás lo que él esperaba es que yo la
tomara para beber directamente, pero soy tan pasiva, tan asquerosamente
obediente que ni se me ocurrió mover ni un dedo.
Cierto que me descolocó porque esperaba lo primero, pero
no le di más importancia pensando que eso era lo que a él le apetecía en ese
momento.
Quizás cometí un error.
Lo previsto, era que acto seguido yo me vistiera "de
servicio" y le preparara el desayuno, sin embargo, ello no fue así, ya que
al lamer su pollón para limpiarlo éste seguía en erección y mi Señor Lucca
prefirió una garganta profunda a su pollón,
Tras un rato de garganta profunda, mi Señor Lucca fué a
buscar los agujeros de su perra empezando a fistear el coño a lo que traté de
ayudarle empujando hacia abajo hasta que mi culo quedó a la altura de las
sillas, para seguir follándome coño y culo hasta correrse encima de mi espalda.
En realidad. ahora lo escribo así pero en ese momento ni
recordé que debía hacer el desayuno, simplemente disfruté de que mi Señor Lucca
tuviera tantas ganas de obtener su placer y lo obtuviera con su puta perra
lamedora.
Aunque es cierto que después de correrse por segunda vez,
un pensamiento cruzó mi mente y fue el temor de que no pudiéramos completar el
slave day ya que había sido dos orgasmos por su parte en poco espacio de tiempo
comparado con el montón de horas de que disponíamos. Pero solo fue un flash que pronto olvidé.
Mi Señor Lucca fue a ducharse y yo fui detrás a lavarle,
sin decir nada, simplemente fui al baño detrás de él. Él me permitió que lo enjabonara de pies a
cabeza llevando especial cuidado con sus huevos y su pollón. Después lo enjuagué y lo sequé.
En realidad a mi me gusta secarlo con cuidado, con el
mismo cuidado conque lavo sus huevos y su pollón, pero él me corrige, le gusta
que le seque con decisión e intensidad.
A continuación me vestí "de servicio", con
delantal, cofia, medias blancas, guantes y me fui a la cocina a prepararle el
bocadillo del desayuno mientras él supervisaba concienzudamente la elaboración,
la cantidad de pan, la cantidad de atún, como escurría el aceite del atún, etc.
etc. Concienzudo.
Poco a poco voy aprendiendo como le gustan las cosas, las
cantidades, la forma.
No quiso desayunar en la terraza, sino dentro.
Mientras él desayunaba con la tele encendida, sentado en
el sofá, su perra sentada en el suelo le olía.
No me atrevía a molestarle demasiado para que pudiera
desayunar tranquilo, aunque él me lo puso fácil porque se movió dejándome
sitio.
Finalmente acabó el bocadillo y le puse el café, entonces
fue cuando pensé que ya no le molestaba para comer el que mi cabeza fuera a su
regazo y le olisqueara el pollón y los huevos.
Creo que incluso le gustó.
Fui a buscarle un cigarrillo y se lo encendí,
Se lo fue fumando mientras de vez en cuando acercaba la
brasa del cigarrillo a las tetas, algo que le gusta bastante hacer y que me
deja costras por 3 semanas o más.
Al cigarrillo le siguió adorar su pollón tragándolo hasta
el final, sin dejar ni un milímetro de polla fuera de mi boca, lo cuál conlleva
que su prepucio entre directamente en mi esófago. Ahí mis movimientos son ligeramente atrás y
adelante, deprisa, el movimiento exacto para que su prepucio tenga el
frotamiento contra la cavidad de la garganta al meterlo y sacarlo, pero sin salir
más que de la garganta, forma en que mi Señor Lucca obtiene mucho placer. Tras un espacio de tiempo, empiezo a tener
arcadas que vienen directamente del estómago subiendo saliva del estómago hasta
mi boca. En ese momento necesito un
tiempo de recuperación de la respiración y recuperación del estómago, tiempo en
que aprovechando esa cantidad de saliva mi felación no debe parar manteniendo
las lamidas y el tragar una parte de su pollón junto con movimientos enérgicos
y rápidos de mi mano o de mis manos,
Todo cuanto sea necesario para mantener y no cortar el placer que mi
Señor Lucca tiene en ese momento y una vez recuperada volver a tragarlo hasta
el último milímetro de su polla. Y así,
en ese juego de frotación, lamidas y tragar hasta el final mantener la
masturbación de su pollón dándole el máximo placer.
Cuando mi Señor lo consideró, me paró y me dio la vuelta
en el suelo de forma que mis pies quedaron pegados al sofá y yo a 4 patas en el
suelo.
Sabía lo que esperaba de su perra, si. Su puta y cerda perra, debía coger su pollón
con la mano e hincárselo directamente en el coño, para seguir dándole placer
mientras él seguía sentado en el sofá,
por lo que empecé a follarme a mi misma con su pollón. Allí a 4 patas en el suelo empecé a moverme
adelante y atrás lo más deprisa que podía para seguir dándole placer.
Sé que él se movió para que su pollón entrara más
profundamente. Incluso me agarró por las
caderas y ayudó con el movimiento, dado que por la posición yo no podía moverme
más deprisa.
Dada esa posición en algún momento el pollón de mi Señor
se escurrió de mi coño, y aproveché para meterlo en el culo donde mi Señor
podía notarlo más estrecho y darle mayor placer, sin embargo a mi Señor parece
gustarle más el coño porque cuando salió de nuevo, allí metió su pollón.
Y se corrió de nuevo encima de su puta perra.
Acto seguido, me subió al sofá y empezó a fistearme el
coño y también el culo hasta que creyó que era suficiente.
Siempre estoy relajada en esa práctica, aparte de que me
gusta, soy consciente de que él trata de convertir mi cuerpo de la forma que
más útil pueda serle ahora y en el futuro.
Simplemente confío en él, siempre lo he hecho y eso me ha permitido y me
permite disfrutar de esta práctica.
Fue introduciendo sus dedos y su puño bien llenos de
aceite, girando su puño cuando era necesario mientras yo me mantenía quieta
como siempre, con la mayor apertura posible para facilitarselo. Realmente a veces me siento una furcia de
verdad.
Me ordenó ir a la ducha para empezar a prepararle la comida.
Al hacer la comida, naturalmente volvió a controlar lo
que hacía y como lo hacía, dándome instrucciones exactas y concretas. Yo como buena perra, traté de hacerlo como
creí que era más a su gusto.
Esta vez, yo tenía libertad de elección para comer.
Mi Señor Lucca comió en la mesa, mientras yo comía de
rodillas en el suelo.
Ese es mi momento de recreo, el momento en que puedo
comentar diferentes cosas cotidianas y así lo hice.
Terminada la comida y el recreo, mi Señor Lucca consideró
que debía empezar el espacio de tiempo dedicado a mi educación por lo que de
pié empezó a azotarme de arriba a abajo por delante y por detrás con mis manos
en la nuca y los pies separados, sin apoyo alguno.
No contamos, simplemente me azotó cuanto consideró
conveniente en distintos ritmos e intensidades.
Como él dice "buscando el color de piel que me
gusta".
Tras un tiempo de azotes, que esta vez fueron con gato,
porque la fusta la tenemos (por gentileza de la dueña) en el lugar que
alquilamos en Barcelona para las sesiones habituales, mi Señor Lucca consideró
que era momento de volver a fistearme otra vez, comerme el coño y follarme
hasta correrse de nuevo.
Allí ya de pié,
consideró atarme con la finalidad que sólo él conocía.
Me hizo un bondage de tetas .
A continuación me sentó en una silla y me ató a ella con
las manos atrás.
Vendó mis ojos y me puso el bozal.
No suele hacerlo, pero la verdad es que confío tanto en
él que ni remotamente se me pasó por la cabeza que fuera a pasar algo
difícil. Confío tanto como si fuera una
esclava domada hasta la saciedad que se queda quieta dejándose hacer.
No pasa por mi imaginación ni el más leve atisbo de temor, ni siquiera
me pregunto que sucederá, simplemente sucederá lo que él tenga previsto y no me
importa para nada.
Podría llamarme y decirme paso a recogerte. Y sin decirme nada más recogerme, llevarme al
infierno, sucediera lo que sucediera y devolverme, sin que yo preguntara ni
temiera absolutamente nada.
Noté como trajineaba en las tetas. Mi mente recordó la electricidad y creí que
estaba poniéndome los electrodos.
Luego noté como pinzaba los labios del coño con las
pinzas metálicas y las ataba a una cuerda que había colocado en cada muslo para
dejarlas tirantes y pasar a continuación a clavarme un par de agujas en cada
uno de los labios.
En realidad, es que estoy tan sumamente relajada y presto
tan poca atención al detalle de lo que hace que ni siquiera lo imaginé. Si lo hubiera imaginado, yo misma me habría
colocado mucho mejor para facilitárselo separando más los muslos o sacando más
el culo.
Brinqué cuando clavó las agujas, creo que más por la
sorpresa de lo inesperado que por los pinchazos en si mismos, pero solo fue
eso, un segundo.
Una vez me tuvo así, me quitó el bozal, acercó su pollón
a mi boca para que volviera a darle placer con mi garganta profunda y tras un
tiempo, cuando menos lo esperaba, supe que lo que había colocado en mis tetas
no eran electrodos, sino pinzas de madera que en este momento sacó, de una
teta, de un tirón que me sorprendió y dolió. Por un momento temí el dolor que me
proporcionaría la siguiente teta, pero ese pensamiento fue pronto olvidado
porque tenía una tarea, que era darle placer a su pollón, por lo que siguió
follándose mi boca hasta el fondo hasta que el tirón de pinzas había quedado
muy en el olvido y de pronto ... zas!
las pinzas de la otra teta. De
nuevo sorpresa y dolor.
Mi Señor Lucca se corrió de nuevo, esta vez si dejó su
leche en mi boca.
A continuación sacó las pinzas metálicas del coño y
después las agujas. Curó los pinchazos
con cuidado y después deshizo el bondage.
Ahí nos duchamos y empecé a recoger y cerrar la casa para
irnos.
Finalmente, tras 3 semanas, ambos volvíamos a casa en
paz, tranquilos habiendo descargado todo lo descargable.
Estaba tan nerviosa que me parecía estar viviendo un
sueño.
Preparada, desnuda, con el collar y las medias. Todo preparado.
Le vi llegar a través de la terraza y volé literalmente
para dejar la puerta entornada y colocarme en la posición en que él esperaba
encontrarme. Normalmente va tan ligero
que apenas me da tiempo de nada, con los nervios no conseguía ni calzarme los
tacones.
No tenía ningún castigo pendiente.
Recibí a mi Señor Lucca como él ordenó. La puerta de la casa entornada y yo frente a
la puerta, de rodillas, cada rodilla encima de una silla y la cabeza en una
tercera silla. El coño y el culo bien
altos, abiertos y expuestos.
Encima de mi espalda un condón preparado para usar.
Oí la puerta abrirse y vi sus pies entre mis piernas.
Cerró la puerta dejó sus cosas y sin decir ni
"hola", vi sus piernas paradas
justo frente al culo, noté como cogía el condón, imaginé que se lo enfundaba y
empezó a follarme.
Sé que él deseaba que yo me sintiera una vulgar furcia
follada por cualquiera que pasa, pero en realidad no era así, me sabía allí
dispuesta para su placer, era su perra preparada para que el pudiera descargar
por fin sus huevos de puro placer y sucediera lo que sucediera no debía moverme
un ápice.
Pensaba que con 3 semanas sin vernos, él debía sentir
mucha necesidad de por fin tener a su puta dispuesta a servirle y a darle
placer.
Deseando todo el tiempo que mi Señor Lucca encontrara el
agujero del culo preparado para recibir su pollón y no defraudarle.
Sin desnudarse empezó a follarse su coño. Coño, coño, coño, coño, coño. Del coño al culo y del culo al coño varias
veces y de nuevo coño, coño, coño, coño.
Sus empujones eran de distinta intensidad y
profundidad. Iba de follarme normal a
hundirme su pollón hasta más allá de mi cavidad natural, con fuerza, con
rudeza.
Cogió mi pelo en una coleta tirando hacia si, obligándome
a levantar la cara y a no poder moverme con sus empujones.
Seguía follándome sin parar, al ritmo en que su placer necesitaba.
Me nalgueaba y mientras me follaba con más ganas, hasta
que finalmente su pollón reventó en un orgasmo.
Se retiró y vino junto a mi, para que chupara su pollón
con el condón puesto, para que notara la gran cantidad de leche conque había
llenado el condón.
Era bárbaro, realmente, la cantidad de leche que había
soltado, pero eso no fue todo.
Se quitó el condón y esparció su leche por mi cara
completamente donde la lamí de su mano.
Parte cayó en la silla, entonces lo vi, era blanca,
tremendamente blanca y grumosa.
Ahí sucedió algo a lo que yo no di importancia en su
momento, pero ahora pienso que quizás mi Señor Lucca si le ha dado más
importancia de la que yo le di.
Mi Señor Lucca es tan extremadamente perfeccionista y al
mismo tiempo tan Dominante y controlador, que me había dicho que me daría a
tragar la leche del condón, así que a 4 patas sobre las sillas yo lo
esperaba. Sabía que de un momento a
otro él me la daría.
Pero no fue así, me la derramó por toda la cara y parte
del pelo, frotándome con ella.
Ahora pienso que quizás lo que él esperaba es que yo la
tomara para beber directamente, pero soy tan pasiva, tan asquerosamente
obediente que ni se me ocurrió mover ni un dedo.
Cierto que me descolocó porque esperaba lo primero, pero
no le di más importancia pensando que eso era lo que a él le apetecía en ese
momento.
Quizás cometí un error.
Lo previsto, era que acto seguido yo me vistiera "de
servicio" y le preparara el desayuno, sin embargo, ello no fue así, ya que
al lamer su pollón para limpiarlo éste seguía en erección y mi Señor Lucca
prefirió una garganta profunda a su pollón,
Tras un rato de garganta profunda, mi Señor Lucca fué a
buscar los agujeros de su perra empezando a fistear el coño a lo que traté de
ayudarle empujando hacia abajo hasta que mi culo quedó a la altura de las
sillas, para seguir follándome coño y culo hasta correrse encima de mi espalda.
En realidad. ahora lo escribo así pero en ese momento ni
recordé que debía hacer el desayuno, simplemente disfruté de que mi Señor Lucca
tuviera tantas ganas de obtener su placer y lo obtuviera con su puta perra
lamedora.
Aunque es cierto que después de correrse por segunda vez,
un pensamiento cruzó mi mente y fue el temor de que no pudiéramos completar el
slave day ya que había sido dos orgasmos por su parte en poco espacio de tiempo
comparado con el montón de horas de que disponíamos. Pero solo fue un flash que pronto olvidé.
Mi Señor Lucca fue a ducharse y yo fui detrás a lavarle,
sin decir nada, simplemente fui al baño detrás de él. Él me permitió que lo enjabonara de pies a
cabeza llevando especial cuidado con sus huevos y su pollón. Después lo enjuagué y lo sequé.
En realidad a mi me gusta secarlo con cuidado, con el
mismo cuidado conque lavo sus huevos y su pollón, pero él me corrige, le gusta
que le seque con decisión e intensidad.
A continuación me vestí "de servicio", con
delantal, cofia, medias blancas, guantes y me fui a la cocina a prepararle el
bocadillo del desayuno mientras él supervisaba concienzudamente la elaboración,
la cantidad de pan, la cantidad de atún, como escurría el aceite del atún, etc.
etc. Concienzudo.
Poco a poco voy aprendiendo como le gustan las cosas, las
cantidades, la forma.
No quiso desayunar en la terraza, sino dentro.
Mientras él desayunaba con la tele encendida, sentado en
el sofá, su perra sentada en el suelo le olía.
No me atrevía a molestarle demasiado para que pudiera
desayunar tranquilo, aunque él me lo puso fácil porque se movió dejándome
sitio.
Finalmente acabó el bocadillo y le puse el café, entonces
fue cuando pensé que ya no le molestaba para comer el que mi cabeza fuera a su
regazo y le olisqueara el pollón y los huevos.
Creo que incluso le gustó.
Fui a buscarle un cigarrillo y se lo encendí,
Se lo fue fumando mientras de vez en cuando acercaba la
brasa del cigarrillo a las tetas, algo que le gusta bastante hacer y que me
deja costras por 3 semanas o más.
Al cigarrillo le siguió adorar su pollón tragándolo hasta
el final, sin dejar ni un milímetro de polla fuera de mi boca, lo cuál conlleva
que su prepucio entre directamente en mi esófago. Ahí mis movimientos son ligeramente atrás y
adelante, deprisa, el movimiento exacto para que su prepucio tenga el
frotamiento contra la cavidad de la garganta al meterlo y sacarlo, pero sin salir
más que de la garganta, forma en que mi Señor Lucca obtiene mucho placer. Tras un espacio de tiempo, empiezo a tener
arcadas que vienen directamente del estómago subiendo saliva del estómago hasta
mi boca. En ese momento necesito un
tiempo de recuperación de la respiración y recuperación del estómago, tiempo en
que aprovechando esa cantidad de saliva mi felación no debe parar manteniendo
las lamidas y el tragar una parte de su pollón junto con movimientos enérgicos
y rápidos de mi mano o de mis manos,
Todo cuanto sea necesario para mantener y no cortar el placer que mi
Señor Lucca tiene en ese momento y una vez recuperada volver a tragarlo hasta
el último milímetro de su polla. Y así,
en ese juego de frotación, lamidas y tragar hasta el final mantener la
masturbación de su pollón dándole el máximo placer.
Cuando mi Señor lo consideró, me paró y me dio la vuelta
en el suelo de forma que mis pies quedaron pegados al sofá y yo a 4 patas en el
suelo.
Sabía lo que esperaba de su perra, si. Su puta y cerda perra, debía coger su pollón
con la mano e hincárselo directamente en el coño, para seguir dándole placer
mientras él seguía sentado en el sofá,
por lo que empecé a follarme a mi misma con su pollón. Allí a 4 patas en el suelo empecé a moverme
adelante y atrás lo más deprisa que podía para seguir dándole placer.
Sé que él se movió para que su pollón entrara más
profundamente. Incluso me agarró por las
caderas y ayudó con el movimiento, dado que por la posición yo no podía moverme
más deprisa.
Dada esa posición en algún momento el pollón de mi Señor
se escurrió de mi coño, y aproveché para meterlo en el culo donde mi Señor
podía notarlo más estrecho y darle mayor placer, sin embargo a mi Señor parece
gustarle más el coño porque cuando salió de nuevo, allí metió su pollón.
Y se corrió de nuevo encima de su puta perra.
Acto seguido, me subió al sofá y empezó a fistearme el
coño y también el culo hasta que creyó que era suficiente.
Siempre estoy relajada en esa práctica, aparte de que me
gusta, soy consciente de que él trata de convertir mi cuerpo de la forma que
más útil pueda serle ahora y en el futuro.
Simplemente confío en él, siempre lo he hecho y eso me ha permitido y me
permite disfrutar de esta práctica.
Fue introduciendo sus dedos y su puño bien llenos de
aceite, girando su puño cuando era necesario mientras yo me mantenía quieta
como siempre, con la mayor apertura posible para facilitarselo. Realmente a veces me siento una furcia de
verdad.
Me ordenó ir a la ducha para empezar a prepararle la comida.
Al hacer la comida, naturalmente volvió a controlar lo
que hacía y como lo hacía, dándome instrucciones exactas y concretas. Yo como buena perra, traté de hacerlo como
creí que era más a su gusto.
Esta vez, yo tenía libertad de elección para comer.
Mi Señor Lucca comió en la mesa, mientras yo comía de
rodillas en el suelo.
Ese es mi momento de recreo, el momento en que puedo
comentar diferentes cosas cotidianas y así lo hice.
Terminada la comida y el recreo, mi Señor Lucca consideró
que debía empezar el espacio de tiempo dedicado a mi educación por lo que de
pié empezó a azotarme de arriba a abajo por delante y por detrás con mis manos
en la nuca y los pies separados, sin apoyo alguno.
No contamos, simplemente me azotó cuanto consideró
conveniente en distintos ritmos e intensidades.
Como él dice "buscando el color de piel que me
gusta".
Tras un tiempo de azotes, que esta vez fueron con gato,
porque la fusta la tenemos (por gentileza de la dueña) en el lugar que
alquilamos en Barcelona para las sesiones habituales, mi Señor Lucca consideró
que era momento de volver a fistearme otra vez, comerme el coño y follarme
hasta correrse de nuevo.
Allí ya de pié,
consideró atarme con la finalidad que sólo él conocía.
Me hizo un bondage de tetas .
A continuación me sentó en una silla y me ató a ella con
las manos atrás.
Vendó mis ojos y me puso el bozal.
No suele hacerlo, pero la verdad es que confío tanto en
él que ni remotamente se me pasó por la cabeza que fuera a pasar algo
difícil. Confío tanto como si fuera una
esclava domada hasta la saciedad que se queda quieta dejándose hacer.
No pasa por mi imaginación ni el más leve atisbo de temor, ni siquiera
me pregunto que sucederá, simplemente sucederá lo que él tenga previsto y no me
importa para nada.
Podría llamarme y decirme paso a recogerte. Y sin decirme nada más recogerme, llevarme al
infierno, sucediera lo que sucediera y devolverme, sin que yo preguntara ni
temiera absolutamente nada.
Noté como trajineaba en las tetas. Mi mente recordó la electricidad y creí que
estaba poniéndome los electrodos.
Luego noté como pinzaba los labios del coño con las
pinzas metálicas y las ataba a una cuerda que había colocado en cada muslo para
dejarlas tirantes y pasar a continuación a clavarme un par de agujas en cada
uno de los labios.
En realidad, es que estoy tan sumamente relajada y presto
tan poca atención al detalle de lo que hace que ni siquiera lo imaginé. Si lo hubiera imaginado, yo misma me habría
colocado mucho mejor para facilitárselo separando más los muslos o sacando más
el culo.
Brinqué cuando clavó las agujas, creo que más por la
sorpresa de lo inesperado que por los pinchazos en si mismos, pero solo fue
eso, un segundo.
Una vez me tuvo así, me quitó el bozal, acercó su pollón
a mi boca para que volviera a darle placer con mi garganta profunda y tras un
tiempo, cuando menos lo esperaba, supe que lo que había colocado en mis tetas
no eran electrodos, sino pinzas de madera que en este momento sacó, de una
teta, de un tirón que me sorprendió y dolió. Por un momento temí el dolor que me
proporcionaría la siguiente teta, pero ese pensamiento fue pronto olvidado
porque tenía una tarea, que era darle placer a su pollón, por lo que siguió
follándose mi boca hasta el fondo hasta que el tirón de pinzas había quedado
muy en el olvido y de pronto ... zas!
las pinzas de la otra teta. De
nuevo sorpresa y dolor.
Mi Señor Lucca se corrió de nuevo, esta vez si dejó su
leche en mi boca.
A continuación sacó las pinzas metálicas del coño y
después las agujas. Curó los pinchazos
con cuidado y después deshizo el bondage.
Ahí nos duchamos y empecé a recoger y cerrar la casa para
irnos.
Finalmente, tras 3 semanas, ambos volvíamos a casa en
paz, tranquilos habiendo descargado todo lo descargable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario